LOS ANTIMAQUETOS

"Pasan ya de castaño oscuro los desplantes que se permiten los señores maquetófobos, y hay que ir pensando en el modo de cortarlos de una manera radical y por lo sano.
Desde que el señor Leguina propuso en el Ayuntamiento, y fue aprobado, aquella judiada de que para ingresar en el Colegio de sordomudos, con pensión municipal, era preciso ser hijo y vecino de Bilbao, apenas si ha pasado sesión donde alguno de nuestros más conspicuos percebes de Municipio no haya hecho alguna manifestación antimaqueta; y ahí están los señores Storm, Mogroviejo y Cortés, que no nos dejarán mentir.
¡Y mire usted que llamarse Storm, Mogroviejo y Cortés, y echarlas de vizcainía pura y sin mancha, es un colmo! ¡No decimos nada si esos tales llegan a llamarse Aurrecoechea, Iruretagoyena u otra cosa por el estilo! ¡De fijo que entonces piden la decapitación de todos los que han nacido más allá del Ebro!
Razón tiene un amigo nuestro y vizcaíno por más señas, cuando dice que la gente de aquí, llámese como se llame, republicano o carlista, tienen las ideas políticas como barniz que cubre su interior lleno de majaderías bizkaitarrescas y que apenas se las raspa un poco, aun las que parecen más ilustradas, dejan ver al descubierto lo que son en sustancia: bizkaitarras por los cuatro costados.
Y un día piden y obtienen que el ingreso en el asilo de San Mamés se conceda a los maquetos a los cien años, o poco menos, de residencia en la villa, y otro que una vacante de arquitecto se provea en individuo nacido precisamente en Vizcaya y siempre que los destinos, por ínfimos que sean, que no se otorguen más que a los vascongados.
Nosotros, que no somos maquetos ni antimaquetos, que la Tierra nos parece pequeña para patria, que nuestros enemigos son los que lo son del pueblo, sean vizcaínos o andaluces, castellanos o turcos, y nuestros amigos y hermanos los desheredados de todas partes que padecen bajo el poder tiránico y explotador de la burguesía, no podemos ver sin repugnancia ese espíritu de pequeñez y de miserias que informa a los llamados regionalistas y todas las armas nos parecen buenas para combatirlos, desde la chacota y el ridículo hasta el argumento serio y contundente.
Pero parece que esto no basta; la marea bizkaitarra sube y amenaza ahogar lo poco que hay de sano en este sentido en la clase burguesa. Se hace necesario que los electores, en las próximas de concejales, se fijen en la filiación de los candidatos, en sus tendencias, aunque lo mejor es que el pueblo conceda su representación a los socialistas, que son los únicos libres de preocupaciones ridículas y los que se mueven sólo a impulsos de elevados principios de moralidad y justicia.
Continuaremos sobre este tema.”
[Reproducción del artículo del mismo título de Miguel de Unamuno en La Lucha de Clases, 29-8-1896]

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