SOCIALISMO Y LOCALISMO

"Llego a cumplir mi ofrenda anual para con La Lucha de Clases, ese semanario en que adiestré mi pluma, en que afilé mi arma antes de esgrimirla en otros campos. Y al llegar esta visita de cada año a este mi viejo rincón, tan lleno de recuerdos, no puede ocurrírseme sino hablar en él de algo que se refiera a ese mi rincón natal, a ese mi Bilbao donde este semanario se publica.
Movimiento internacional, movimiento mundial es el Socialismo, pero en cada nación, en cada comarca, en cada pueblo, tiene que tomar un cierto tono y preocuparse de las cuestiones especiales que a aquella nación, a aquella comarca o a aquel pueblo agitan e interesan. Otra cosa no sería sino cernerse en abstracciones vanas, hacer álgebra en vez de hacer aritmética social. En la vida hay que sumar con números y no con letras. Demasiado se ha cernido el Socialismo en problemas abstrusos y demasiado ha sufrido las consecuencias del espíritu sobradamente metafísico del robusto pensador que le dió su fórmula más comprensiva.
Y ahí, en Bilbao, se presenta un problema, y es el del llamado nacionalismo o bizkaitarrismo, que estaría mejor llamar bilbainismo, y frente a él y respecto a él es menester que los socialistas, además de adoptar la franca posición que han adoptado, adopten otra de estudio. Con sólo observar que ese llamado nacionalismo surte sus filas principal y casi exclusivamente con hijos de la clase media, se ve bien no poco de sus tendencias, pero es preciso mirar más de cerca y ver si hay en ellas algo de aprovechable.
El llamado nacionalismo bizkaitarra implica una protesta contra un estado de cosas existentes y, sea cual fuere el remedio que quiere dar al mal de que se queja, es un deber del socialismo vizcaino el de estudiar el fondo de esa protesta. Porque podría muy bien suceder que hubiese no pocos que mientras creen protestar de una cosa, protestasen en realidad de otra muy distinta.
El Socialismo y el bizkaitarrismo han seguido en Bilbao una marcha paralela, aunque oponiéndose, pero es menester no perder de vista que una de las más hondas colaboraciones entre las ideas es la colaboración por oposición.
El llamado nacionalismo vasco no sabe lo que quiere. Es un movimiento sentimental, a las veces pasional, pero no es algo que puede formularse en programa político, y menos en progrmaa social. Todas las formulaciones que de él se han dado hacen reír de puro candorosas y no pueden satisfacer sino a espíritus infantiles, rebostantes de inocencia mental, que se contentan con cuatro vagos lugares comunes y una historia fantástica. Lo de volver al régimen del año tal o cual es una ocurrencia tan soberanamente pueril que resulta extraordinariamente amena. En cambio, lleva ese movimiento pasional consigo cierta poesía, cierto ímpetu, cierto misterio de que, hay que confesarlo, no abunda el Socialismo.
Y, ¿no cabría traducir el Socialismo al espíritu vasco? No quiero decir al vascuence, nada de eso, sino al espíritu vasco. A la mejor y mayor expansión del Socialismo en Vasconia le ha perjudicado el que los más de sus primeros apóstoles y propagandistas ni eran del país ni conocían el espíritu de éste. Y no hay modo de hacer fructificar una doctrina, por universal que sea, sino sólo injertándola en sentimientos locales.
Y basta. El que quiera entender, que entienda."
Miguel de Unamuno, en La Lucha de Clases, nº 597, 24-IV-1906
La cuestión principal, a mi entender, en este artículo, está en dirimir qué quiere decir Unamuno con "espíritu vasco". Porque, como se ve, descarta de ello al vascuence: "nada de eso". Por lo tanto, ¿de qué nos habla aquí el autor?
Y por lo que respecta a la ausencia de gentes del país en el socialismo, es cierto que en la primerísima hora del socialismo vizcaíno, el de los Perezagua y demás, no había vascos, salvo Felipe Carretero, que hablaba euskera, como sabemos por Antonio Rivera en su libro Señas de identidad: izquierda obrera y nación en el País Vasco 1880-1923. Pero en la época en la que escribe Unamuno ya se sabía de los Meabe, Madinabeitia, Amuátegui y demás pioneros nativos del socialismo vasco. Por lo tanto, ¿a qué se refiere Unamuno con el "espíritu vasco" que necesitan los socialistas vascos para entender mejor lo que pasa aquí?

EFECTOS DE LA INVASIÓN

"Entre el cúmulo de terribles desgracias que afligen hoy a nuestra amada Patria, ninguna tan terrible y aflictiva, juzgada en sí misma cada una de ellas, como el roce de sus hijos con los hijos de la nación española.
Ni la extinción de su lengua, ni el olvido de su historia, ni la pérdida de sus propias y santas instituciones e imposición de otras extrañas y liberales, ni la misma esclavitud política que hace más de once lustros padece, la equiparan en gravedad y trascendencia.
(...)
Nada importa, pues, la extinción de nuestra lengua; nada, el olvido de nuestra historia; nada, la pérdida de nuestras propias y santas instituciones y la imposición de las extrañas y liberales; nada, esta misma esclavitud política de nuestra Patria; nada, absolutamente nada, importa todo eso, en sí considerado, al lado del roce de nuestro pueblo con el español, que causa inmediata y necesariamente en nuestra raza ignorancia y extravío de inteligencia, debilidad y corrupción de corazón, apartamiento total, en una palabra, del fin de toda humana sociedad.
(...)
...pero ya hoy, perdida su independencia, y con ella sus leyes y gobierno propios, borradas han quedado las fronteras que la apartaban de la familia española, rota y deshecha la barrera que a una de otra separaba y establecida la íntima comunicación de ambos hogares; y en el solar de la familia euskeriana penetra la española a título de amiga, y de amiga pasa luego a pariente, y con la confianza que la amistad y el parentesco inspiran se hablan sin recelos sus inteligencias, se comunican sus corazones, se compenetran sus espíritus; y el criterio extraviado vence y ahoga al buen sentido moral, la malicia a la bondad, a la verdad el error, la corrupción a la pureza, la vileza a la dignidad, el vicio a la virtud, el mal al bien; y el mal sienta sus reales en nuestras poblaciones y desde ellas extiende sin tropiezos sus conquistas, y transpone los ríos y se extiende por los valles y penetra en los barrancos y trepa las laderas, y ya la familia euskeriana, acosada y estrechada por la impetuosa invasión, va viendo perecer, arrollados en el inmundo torbellino, a todos sus hijos, no quedándole ya libre del general naufragio más que la cumbre de sus más altas montañas, cuna de nuestra raza.
(...)
Y muerto y descompuesto así el carácter moral de nuestro pueblo, ¿qué le importa ya de sus caracteres físicos y políticos? Si hoy con la invasión española coexistieran éstos, y nuestra lengua, en vez de desaparecer rechazada por la extranjera, fuese adquirida y usada por el invasor, y no hubiese euskeriano que no conociera la historia de su Patria, y Euskeria gozase de sus instituciones tradicionales y estuviera cristianamente legislada, y no padeciese infamante yugo sino disfrutase de la independencia política más absoluta, pero el hijo de España fuera cual hoy considerado como hijo de una misma sociedad y hermano, y como hermano y conciudadano fuese recibido en el hogar de Euskeria, ¿qué valor tendría todo aquello al lado del carácter social naturalmente religioso y moral del euskeriano, que a pesar de todo, habría de corromperse, realizada la simultaneidad que suponemos, al contagio del carácter social del español, naturalmente impío e inmoral? ¿De qué le aprovecharía su antigua y bella lengua, ni el recuerdo de su historia, ni sus sabias instituciones, ni su independencia política, ni su católica legislación siquiera, si ya, antes de sentirse los resultados de ésta, el roce íntimo y fraternal de la sociedad española descarriaba las inteligencias de sus hijos, podría [sic] sus corazones y mataba sus almas?
(...)
La sociedad euskeriana, hermanada y confundida con el pueblo español, que malea las inteligencias y los corazones de sus hijos y mata sus almas, está, pues, apartada de su fin, está perdiendo a sus hijos, está pecando contra Dios.
No insultamos al pueblo español, no intentamos ofender a nadie: sólo queremos salvar a nuestra Patria. Somos hijos de una raza desgraciada, somos miembros de una extraviada sociedad, y estamos en el deber de encaminar a su fin a la sociedad en que vivimos y de procurar la felicidad de la raza a que pertenecemos... (...) Y si publicamos la degradación del carácter español, es porque el euskeriano vea en su roce con ese pueblo la causa de su rebajamiento moral, y si afirmamos la independencia de nuestra raza, la afirmamos como necesaria e ineludible para evitar el mortal contagio y salvar a nuestros hermanos, a nuestra familia, a nuestra Patria.
La material inmigración del pueblo español en Euskeria ningún daño moral o muy poco considerable acarrearía, en efecto, si el español no fuera recibido acá como conciudadano y hermano sino como extranjero. Fuese independiente Euskeria y, aparte de que el número de españoles que aquí inmigrasen sería muy contado, los que vinieran vendrían como extranjeros y, como extranjeros, estarían siempre aislados de los naturales en aquella clase de relaciones sociales que más influyen en la transmisión del carácter moral, cuales son el culto, las asociaciones, la enseñanza, las costumbres y la amistad y trato: y entonces esa separación sería tan marcada como la que ordinariamente existe entre los naturales y ciudadanos de un país y los extranjeros, cuando, ya independiente Euskeria, legislase en los primeros tiempos de su libertad y restauración como fuese necesario para borrar de raíz los desastrosos efecdtos sociales de la pasada dominación española y aún aquellas influencias de la misma tan sólo indiferentes.
(...)
No es, no, el liberalismo del gobierno y las leyes actuales de la nación dominadora la causa inmediata y principal de la perversión de nuestro pueblo. No, y mil veces no. Multitud de españoles, repetimos, llegan a nuestra Patria sin haber sentido los efectos de aquel gobierno y aquella legislación, y sin embargo, multitud de euskerianos que tampoco aún los han sentido, pierden sus más bellas cualidades y se pervierten al contacto con los invasores. Los españoles que acá inmigraron pocos años después de la liberalización del estado español, nos trajeron el mismo carácter y las mismas costumbres que los que inmigran ahora. El mal no es, pues, reciente. El liberalismo teórico o doctrinal se aprende, porque es sistema moral y político; pero el práctico está en la misma naturaleza humana, empezó con el pecado original y está expreso en muchos, latente en todos: manifiesto está en el carácter y en las costumbres del español, y al contacto del hijo de España con el euskeriano, se enciende y manifiesta en éste y altera su carácter y sus costumbres.
Yerran, pues, los euskerianos católicos que piensan salvar a Euskeria uniéndola a España. La sociedad euskeriana se pierde en su contacto con la española, y es preciso aislarla hoy en lo posible, para salvar a sus miembros; y para salvar a los venideros, aislarla mañana en absoluto por medio de la independencia política. El carlismo, el integrismo y el moderno regionalismo católico no podrán jamás salvar a Euskeria, porque desde el momento que establecen la íntima unión social del pueblo euskeriano con el español, se oponen a que aquél cumpla su fin, sirvan sus hijos a Dios y salven sus almas.
(...)
Y es oportuno prefijar desde luego cuáles son la Religión y la Moral en cuyos preceptos hubiesen de informarse nuestras instituciones, porque si actualmente no hay más que un partido nacionalista, que es por fortuna íntegramente católico y el único que puede derivarse de nuestra tradición política, no sería imposible, sino muy fácil, dado el actual relajamiento, que el día que la idea de la separación material de España se propagase en nuestro pueblo, surgiera, inspirado por infames logias, algún partido que, con capa de patriotismo, pretendiese liberalizar nuestra constitución y el carácter social de nuestra raza, y fuese por lo tanto no ya nacionalista, pues carecería de derecho su bandera, sino verdaderamente separatista y más enemigo de Euskeria que la misma España.
(...)
Mas no contrarresten e inutilicen nuestro esfuerzo y nuestra acción, ¡por Dios se lo rogamos!, nuestro Clero y las Órdenes Religiosas que en nuestra tierra se hallan establecidas. Medítenlo seriamente y habrán de comprender cómo el roce del pueblo euskeriano con el español corrompe a aquél, y cómo, por tanto, están uno y otras en el ineludible deber de trabajar en todos los órdenes por evitarlo en lo posible. No pretendemos que apoyen la política nacoinalista; que nuestro partido ni aún recibe como afiliados a sacerdotes: únicamente les pedimos respetuosamente no nos combatan; les suplicamos prediquen sólo el Evangelio, no prediquen la sumisión a España; y limitámonos a señalarles el roce con el pueblo español como causa de una gran desgracia moral por todos conocida y a pedirles procuren atajar la perniciosa infección. Se trata de salvar almas: perecen las de nuestros hermanos... ¡Ay de aquel que de obra, de palabra o por omisión coopere a ello!
(...)
Un hijo del estado euskeriano hoy más azotado por la invasión, y natural del más invadido pueblo de él, un oscuro bizkaino, fue quien dio el grito: cierto. Mas no miréis si el que lo dio era seglar o autoridad eclesiástica, ignorante o sabio, pobre o rico, joven o de edad madura.No preguntéis quién ha dado la voz. Es la voz de la razón y la justicia, y esto debe bastaros."
[Reproducción parcial del artículo del mismo título de Sabino Arana Goiri en Baserritarra, 11-7-1897]

INMIGRANTES O INVASORES

"Son tiempos en los que, al parecer, se habla de modo resolutivo y en los que se eleva la voz para que se oiga alto y claro. Tiempos en los que tanto en una parte, como en la otra, se enervan los tonos y se cantan las íntimas verdades que cada uno ha tenido siempre acalladas, silenciadas y hasta amordazadas porque su sonido podría romper estrategias, destrozar tácticas y, sobre todo, avergonzar a las generaciones de antaño y de hogaño. Hoy, ahora, como siempre, es incorrecto políticamente decir la verdad lisa y llana que impide objetivamente a Euskal Herria alcanzar democráticamente su plena soberanía.Durante el pasado Aberri Eguna Xabier Arzalluz, y que sirva de precedente de aquí a la eternidad, dijo su verdad con la que estoy básicamente de acuerdo, aunque vaya por delante que siempre he creído y creo en aquella definición de «pueblo trabajador vasco» que, desde el nacionalismo y desde la izquierda vasca no sólo huía del racismo y de ideas excluyentes sino que, todo lo contrario, buscaba precisamente acoger bajo una patria vasca a todos aquellos que habían elegido esta tierra para vivir.Creo, no obstante, que aquella idea humanista y progresista que es común en la izquierda abertzale no se ha plasmado con el éxito práctico que hubiera podido alcanzar en otra nación y en otro Estado cualquiera. Quienes hemos pasado nuestra existencia pensando en que los habitantes que vivan y trabajen en Euskal Herria son vascos, hemos alimentado una bonita ilusión por la que debemos seguir luchando, pues no por haberlo intentado hemos logrado que todos los ciudadanos se sientan y sean vascos.Hablemos claro. Esta tierra fue una gran oportunidad para que el gran español pudiera invadirla de la manera más sibilina que se conoce en la historia, pues, en definitiva, Euskal Herria fue ocupada por los hombres y las mujeres más inocentes y más pobres de las tierras más inhóspitas de España. Fue «invadida», permítaseme el verbo, por aquellos que se vieron arrojados como hormigas malqueridas de aquel país. Hombres y mujeres que vinieron a Euskal Herria y que también fueron explotados, como el resto de la clase trabajadora vasca, pero que también lograron sobrevivir y recobrar su dignidad con su trabajo y existencia en esta nación. Estaban, como lo están quien en el futuro miren a este pueblo como tierra donde asentarse, en su pleno derecho, pero al mismo tiempo no debemos olvidar que objetivamente la inmigración cumplió con el oscuro objetivo de diluir, hasta casi la destrucción, una nación a la que vinieron en aluvión hablando español y pensando en español, porque Euskal Herria era para ellos un trozo más de España. Y esto se llama avasallamiento.Cuando desde el alma rota de los vascos brotaban las primeras lágrimas por el euskara y por su cultura milenaria mancilladas y troceadas, Antonio de Nebrija hacía ideología cuando escribía la primera gramática llamándonos brutos descristianizados; y cuando reivindicábamos por nuestros fueros reducidos a la mínima expresión, Cánovas del Castillo descubrió aquello de que la «fuerza es el derecho», una máxima que siempre ha valido para los mandamases de Madrid, pero que siempre que lo ha utilizado Euskal Herria ha sido calificado de «terrorismo». Y esta filosofía estaba y está en la inmigración española en Euskal Herria, en aquellos que cuando se les hablaba en euskara ordenaban imperativamente lo de «háblame en cristiano». ¿Acaso los emigrantes españoles les espetaban de igual modo a los ciudadanos alemanes en Hamburgo cuando les hablaban en alemán?Los inmigrantes ayudaron, efectivamente, a levantar la economía vasca... de España y han colaborado al enriquecimiento de los grandes capitalistas vascos... de España. Desde su conciencia ideológica de una e indivisible patria española, mantenida, alimentada y alentada desde siempre por los sindicatos y partidos nacionalistas españoles (PSOE, PCE, UGT, CCOO y otros que ayer fueron Falange y hoy son PP) han contribuido, inconsciente y conscientemente, al intento de la destrucción nacional de Euskal Herria.Son muchos los que a pesar de estar domiciliados en ciudades y pueblos vascos viven en España y, además intentan imponer a sus vecinos euskaldunes su cultura española de vivir, y muchos son los que una vez instalados en la fama y en el reconocimiento profesional pasean españolidad en los mo- mentos de éxito y risas, y sólo se reclaman vascos a la hora de machacar públicamente al nacionalismo vasco desde foros como el de Ermua y desde espíritus como el de Vallecas.No obstante, y a renglón seguido debemos añadir que también son muchos los que dejaron de ser emigrantes españoles para ser vascos, euskaldunes y dar su vida por una Euskal Herria libre, sin olvidar sus raíces, tan honradas y respetables como las de cualquiera. Son muchos los que, llegados desde otras tierras han contribuido a enriquecer nuestra cultura y defender su identidad, que es la suya. Euskal Herria se ha entreverado desde hace miles de años, pero esto no ha sido obstáculo para que sienta su identidad diferenciada. Es más, el milagro vasco está precisamente en su inteligente permeabilidad que le ha facilitado la asimilación de otras lenguas y otras culturas sin tener por ello que perder su propia personalidad.Y es que el meollo de la cuestión no está en si la inmigración fue o no perversa, aunque objetivamente así lo parezca o así lo fuera. La perversidad consistió y consiste en el sostenimiento de la logística ideológica que a todas y cada una de las oleadas de emigrantes españoles les fue aportada, para que no perdieran su esencia nacionalista española en detrimento de las señas de identidad vascas. La perversidad está en que, desde siempre, los sucesivos gobiernos de Madrid, han querido convertir a sus pacíficos e inocentes inmigrantes en invasores, y, con la justificación de defenderlos, por ser rehenes de una ideología imperial española, amenazar permanente y constitucionalmente con las armas a todos aquellos que luchaban por la soberanía de Euskal Herria. La maldad está, como desde el más puro racismo afirma Rosa Díez, en cantar las alabanzas del «mestizaje» (lo que equivale a reconocer varias razas ) para así auparse en el «criollaje», que es lo que siempre la gran España hizo en todas sus tierras conquistadas.El elemento esencial del conflicto en Euskal Herria, desde siempre, no está ni en el racismo ni en la xenofobia; está en que el nacionalismo español nunca ha consentido que aquí, en esta tierra, se integraran como vascos a todos los seres humanos que en ella y de ella viven, pues su mala idea partía y parte de una verdad objetiva, contundente, universal y que también el nacionalismo vasco conoce: si los inmigrantes son integrados lingüística y culturalmente allí donde les lleve su necesidad de supervivencia es porque en el lugar donde esto ocurre, existe una nación soberana. Sólo al nacionalismo español conviene que los inmigrantes lo sigan siendo."
[Reproducción del artículo del mismo título de Jabier Salutregi Mentxaka, en el periódico Gara, 3-4-2000]
RESPUESTAS DE "LA IDENTIDAD MAKETA":
* Los nacionalistas vascos no acaban de interiorizar el sencillo hecho de que el País Vasco y Navarra, cuando los inmigrantes llegaron aquí en grandes oleadas a finales del XIX (auténtica invasión), no eran entidades políticas independientes. El nacionalismo surge a raíz de la llegada de los inmigrantes aquí. Lo que hay antes que se le parezca, los precedentes del nacionalismo son sólo eso, precedentes. Este es el hándicap principal que motiva y lastra en sus razonamientos, a mi juicio, el artículo que abre esta entrada.
* Una nueva identidad para los que llegan.
El inmigrante, a juicio del autor, o se convierte en vasco (es a lo que aspira siendo "inmigrante") o permanece siendo español (es lo que le corresponde como "invasor"). Aquí se entiende por vasco al individuo del País Vasco o Navarra que lucha por la independencia. Y español sería, en buena lógica todo lo contrario.
Pero ocurre que el inmigrante que viene de otras partes de España adquiere, por así decir, una nueva identidad. Una identidad distinta a la que tenía en sus lugares de procedencia. Identidad que viene dada por dos rasgos singulares: primero, el de salir del pueblo, el del desarraigo; segundo, el de contactar con el vasco. Ambos rasgos son desconocidos para los que se quedan en los pueblos expulsores de inmigración y constituyen, a mi juicio, la raíz de la identidad maketa.
* Para el nacionalismo vasco, o se es vasco o se es español.
Pero ocurre que los inmigrantes que llegan aquí no llegan de España en general, llegan de unos pueblos muy concretos de procedencia. No es lo mismo el que viene de Galicia, que el que viene de Extremadura, que el que viene de Andalucía o de La Rioja o de León o de Asturias. Cada uno de ellos trae su bagaje peculiar. Pero todos ellos tienen algo en común entre sí, lo que decíamos antes: el desarraigo y el contacto con el vasco. Como también tienen en común un mismo origen cultural y social con sus pueblos respectivos, con las gentes que quedaron allí. Que todos los inmigrantes tengan un carácter español que les identifica, sí, siempre que a la vez se considere lo que les separa, lo que les diferencia; no, siempre que se quiera uniformizar a todos los inmigrantes en unos mismos caracteres tipológicos o folklóricos de lo español.
Seguiremos.

FE DE ERRATAS, CORRECCIONES Y PEQUEÑAS MODIFICACIONES EN "LA IDENTIDAD MAKETA"

P. 66: "... la sensación de que...", en lugar de "... la sensación que..." (dos veces)

P. 75: "probablemente", en lugar de "probablamente"

P. 87: 1.155.106 habitantes para Vizcaya, en lugar de 1.455.106

P. 92 y 94: en la relación de procedencias y tantos por ciento, sustituir los dos puntos por comas en cada tipo de población establecido.

P. 94: Sestao es también un municipio importante de la margen izquierda, que olvidé involuntariamente en la relación que hago ahí.

P. 97: "Álava invirtió la tendencia en los años 50, para ser un gran receptor en los años 60", en lugar de "Álava invirtió la tendencia en los años 50 para ser un gran receptor, en los años 60.

P. 98: baby boom en lugar de baby-boom.

P. 99: "... inmigrantes del resto de Castilla, así como gallegos, andaluces y extremeños..." en lugar de "... inmigrantes gallegos, andaluces y extremeños..."

P. 108: "sindicalmente" en lugar de "laboralmente"

P. 129: la obra de teatro de Azkue no se titula Bizkaitik bizkaira, sino Vizcay'tik Bizkai'ra, tal como nos la comenta Sabino Arana en su periódico Bizkaitarra, o en todo caso Vizcaytik Bizkaira, como transcribe el título José Luis de la Granja en su Sabino Arana Goiri: De fuera vendrá...

P. 145: "... Juan Gracia (consejero de Asistencia Social, del PSOE) y Alfredo Espinosa (consejero de Sanidad, republicano) ... (al no decir que fueron consejeros del Gobierno Vasco de Aguirre, no se resalta adecuadamente su importancia para el caso que nos ocupa).

P. 210: Donde ponemos gheto, debemos poner gueto. Son ocho las veces que aparece ese término en esta página.

EL ANTIMAQUETISMO

"Cuando hace más de cuatro años, en julio de 1894, dediqué a este mismo asunto dos artículos en Las Noticias, de Bilbao, mi pueblo, no faltó quien dijera que veía visiones concediendo inmerecida importancia a una chifladura sin alcance alguno. Sucesos posteriores revelaron que no exageré la importancia del movimiento denunciado allí, y la elección del señor Arana ha atraído, por fin, sobre él la atención general.
Creo conocer bastante bien el carácter y alcance en la comarca que el Nervión baña del movimiento llamado separatista, cuyo valor es inútil querer deprimir. Extiéndese su espíritu, con mayor o menor intensidad, desde los que se contentan con escribir Bizkaya y otros desahogos tan inofensivos y pueriles, hasta los que leían con fruición aquello de que si un maqueto, estando ahogándose, pidiera socorro a un vizcaíno neto, debía éste contestarle: nik eztakit erdaraz (no sé castellano), barbaridad que se estampó en un papel que circulaba con éxito entre el clero joven de Vizcaya.
El calificativo más adecuado al movimiento no es tanto el de separatismo como el de antimaquetismo. Es ante todo y sobre todo una explosión de enemiga hacia el español no vascongado, el maqueto, establecido en Bilbao y que allí trabaja. Las raíces del movimiento son de carácter económico, radicando en el desarrollo industrial de la región minera. Es un hecho análogo a tantos otros fenómenos sociales semejantes, como la enemiga de los checos contra los alemanes en Bohemia, pongo por caso.
En el mismo Ayuntamiento de la villa de Bilbao han llegado a establecerse diferencias con motivo de cierta escuela de sordomudos entre los vecinos indígenas y los vecinos naturales de otro pueblo, como si éstos no contribuyeran en igual medida que aquéllos a levantar las cargas municipales. Y es un síntoma harto significativo el de que tal monstruosidad pasase sin más protesta que la de los socialistas. El antimaquetismo manso tiene en Bilbao más raíces de lo que se cree.
El nombre maqueto, de origen castellano, procede de la región minera, donde se le aplicaban en un principio, en sentido de advenedizos o intrusos, los naturales de la comarca aquella, y con ellos los obreros del país, a los pobres braceros que acudían de toda España a ganarse un jornal con su trabajo, enriqueciendo a los dueños de minas, vizcaínos en su mayoría. De allí se ha extendido a toda Vizcaya.
El rápido desarrollo que en poco tiempo alcanzó la industria extractiva del Nervión, y la riqueza que a su favor fue acumulándose, atrajo multitud de gentes de toda España, como siempre sucede, tiene que suceder y debe suceder.
Mientras se encontraba fácil empleo productivo para los ahorros del pasado trabajo, y con la extensión de éste crecían el interés del capital, el beneficio del empresario y la renta del propietario, era bien recibido todo el que acudiese a hacer producir a los capitales y se miraba con buenos ojos la inmigración; pero así que se ha llegado al punto crítico de la acumulación capitalística y que los capitales difícilmente hallan empleo lucrativo para sus dueños en aquel mismo mercado, ha tomado gran incremento toda forma de aplicación socialmente improductiva y florece que es una plaga el agio en todas sus formas. Bilbao padece el brutal caciquismo de la industria, ejercido por gentes del país sobre todo, no por maquetos y por gentes sin cultura ni elevación de miras.
Hoy tal vez sea Bilbao la población española en que sobre más capital, ya que no riqueza, y buena prueba es de ello que fue la que más contribuyó proporcionalmente al famoso empréstito patriótico. Y como en todos los pueblos en que se llega a este punto crítico, la demanda de trabajo se restringe y sufre grandes oscilaciones, las crisis se hacen endémicas, encarece la vida y se quedan multitud de jóvenes sin colocación. En Bilbao, donde la vida es cara, gastan inútilmente las aceras del bulevar muchos jóvenes de carrera, sobre todo desde que existe el Colegio de Deusto. Y en tal situación vuélvense los hijos del país contra los de emigración, y los vizcaínos de anteayer contra los de ayer, acusándose de intrusos y perturbadores.
Es que los colaboradores de la producción se han dejado sentir como concurrentes al consumo; es que hay que repartir el trigo entre los segadores, y tocan a poco. Culpan a la llamada invasión de males que lleva consigo el proceso mismo económico. Es la cantinela de siempre, basada en profunda ignorancia del dinamismo social, ignorancia que es la base principal del movimiento antimaquetista, cuyo actual cabecilla, aunque no de talento, carece en absoluto de sentido histórico, a pesar de las historias de que tiene atiborrada la mollera, y se muestra en sus escritos ayuno por completo de cultura científica en cuestiones sociales. Escribe como quien tratara de química con la ciencia de los alquimistas.
Que hay que separar el antimaquetismo de la cuestión foral, lo prueba el hecho de que florezca aquél en Bilbao, cuya historia durante siglos ha sido un continuo pleito contra la base del régimen foral mismo, con cuyo restablecimiento perdería no poco la villa del Nervión. El antimaquetismo toma fuerza allí donde se extiende la transformación social que el proceso económico del industrialismo lleva consigo. Al aldeano del interior de Vizcaya le preocupa más la adquisición de los bienes que fueron del común en un tiempo (pastos y montes comunales, etc.) por particulares, alguno de ellos rabioso antimaquetista.
Muchas cosas ofrece este completísimo asunto, sobre el que he de volver algún día. Me he limitado en estas líneas a exponer el que creo su verdadero carácter íntimo, despojándolo de concomitantes y accesorios que le reúnan.
Nada digo de los remedios al mal, porque antes de recetarlos es preciso diagnosticar bien la enfermedad y estudiar sus causas. Mas, aparte de lo que puede hacerse entrando de lleno en la vía de las reformas sociales (leyes sobre el trabajo, etc.), mucho se conseguiría atendiendo a las aspiraciones regionalistas, indispensable factor de la regeneración de España. El regionalismo es en el fondo, no ya distinto, sino hasta opuesto a todo antimaquetismo.”
[Reproducción del artículo del mismo título de Miguel de Unamuno en El Heraldo de Madrid, 18-9-1899]

LOS ANTIMAQUETOS

"Pasan ya de castaño oscuro los desplantes que se permiten los señores maquetófobos, y hay que ir pensando en el modo de cortarlos de una manera radical y por lo sano.
Desde que el señor Leguina propuso en el Ayuntamiento, y fue aprobado, aquella judiada de que para ingresar en el Colegio de sordomudos, con pensión municipal, era preciso ser hijo y vecino de Bilbao, apenas si ha pasado sesión donde alguno de nuestros más conspicuos percebes de Municipio no haya hecho alguna manifestación antimaqueta; y ahí están los señores Storm, Mogroviejo y Cortés, que no nos dejarán mentir.
¡Y mire usted que llamarse Storm, Mogroviejo y Cortés, y echarlas de vizcainía pura y sin mancha, es un colmo! ¡No decimos nada si esos tales llegan a llamarse Aurrecoechea, Iruretagoyena u otra cosa por el estilo! ¡De fijo que entonces piden la decapitación de todos los que han nacido más allá del Ebro!
Razón tiene un amigo nuestro y vizcaíno por más señas, cuando dice que la gente de aquí, llámese como se llame, republicano o carlista, tienen las ideas políticas como barniz que cubre su interior lleno de majaderías bizkaitarrescas y que apenas se las raspa un poco, aun las que parecen más ilustradas, dejan ver al descubierto lo que son en sustancia: bizkaitarras por los cuatro costados.
Y un día piden y obtienen que el ingreso en el asilo de San Mamés se conceda a los maquetos a los cien años, o poco menos, de residencia en la villa, y otro que una vacante de arquitecto se provea en individuo nacido precisamente en Vizcaya y siempre que los destinos, por ínfimos que sean, que no se otorguen más que a los vascongados.
Nosotros, que no somos maquetos ni antimaquetos, que la Tierra nos parece pequeña para patria, que nuestros enemigos son los que lo son del pueblo, sean vizcaínos o andaluces, castellanos o turcos, y nuestros amigos y hermanos los desheredados de todas partes que padecen bajo el poder tiránico y explotador de la burguesía, no podemos ver sin repugnancia ese espíritu de pequeñez y de miserias que informa a los llamados regionalistas y todas las armas nos parecen buenas para combatirlos, desde la chacota y el ridículo hasta el argumento serio y contundente.
Pero parece que esto no basta; la marea bizkaitarra sube y amenaza ahogar lo poco que hay de sano en este sentido en la clase burguesa. Se hace necesario que los electores, en las próximas de concejales, se fijen en la filiación de los candidatos, en sus tendencias, aunque lo mejor es que el pueblo conceda su representación a los socialistas, que son los únicos libres de preocupaciones ridículas y los que se mueven sólo a impulsos de elevados principios de moralidad y justicia.
Continuaremos sobre este tema.”
[Reproducción del artículo del mismo título de Miguel de Unamuno en La Lucha de Clases, 29-8-1896]

EFECTOS DEL ANTI-MAQUETISMO

“Es una verdadera pena los estragos que ha hecho en una buena parte de la juventud bilbaina esa estúpida campaña anti-maquetista, que no es aquí más que el reflejo de un movimiento análogo que enfrente del socialismo internacional y cosmopolita se está verificando en mucha parte de Europa. Por anti-maquetismo se han destrozado obreros italianos y franceses, cegados por predicaciones interesadas de la burguesía; por anti-maquetismo malgastan sus entusiasmos no pocos alemanes, por anti-maquetismo retardan la hora de su emancipación no pocos eslavos.
Es la táctica del capitalismo burgués, hacer creer al trabajador que su enemigo es el trabajador de otros países, como se empeñan en hacer creer al pobre labriego que los males producidos por la renta y la apropiación del suelo son males debidos al librecambio. En todas partes sucede que los directores y guiones de esos movimientos proteccionistas, nacionalistas, regionalistas o anti-maquetistas (diferentes fases de un mismo sentimiento repulsivo y bárbaro), son o dueños de tierras o servidores de ellos o explotadores de la renta nacional.
Lo peor acaso del anti-maquetismo aquí es que absorbe las energías anímicas de no pocos jóvenes y desgasta sus entusiasmos y que, a la vez, halagando la natural pereza intelectual y manteniéndoles en el error y la ignorancia, les impide el que se pongan a estudiar el carácter y naturaleza del malestar que aquí, como en otras partes, se siente, y procuren rebuscar sus causas.
Si es enorme la cantidad de errores históricos que se han vertido y se vierten en esa campaña, repitiendo una vez más, sin crítica alguna, el aluvión de patrañas que acerca de la historia de este país corren por librotes no por indigestos menos superficiales, es mucho mayor la ignorancia profunda que se muestra de las leyes sociológicas del desenvolvimiento de los pueblos y del proceso económico moderno.
Lo que más claro se ve en el fondo de esas declaraciones en contra de la invasión es la más crasa ignorancia acerca de los caracteres y las causas de la invasión misma. Y es natural, un cualquiera, aficionado a esto o lo otro, conocedor más o menos profundo de tal o cual cosa, se mete sin ton ni son, sin noción alguna de las leyes que rigen la vida de los pueblos, a hablar de lo que cree ver en derredor, como si la vista no necesitara educarse y sobre todo la vista intelectual. Coge cuatro cosas descosidas, se fija en tal o cual hecho que le ha molestado personalmente, se acuerda de que un forastero le quitó la novia o un empleo, o de cualquier otro fenómeno social tan importante como éste, y ya le tenemos metiéndose a hablar de lo que no entiende y descubriendo el origen de nuestros males. Mejor harían esos tales ponerse a tocar el violón o a averiguar cuál es el mejor acompañamiento de la limonada.
Y lo triste es que una porción de jóvenes, muchos más que lo que creen esos graves sujetos que afirman que no tiene importancia aquí el anti-maquetismo, y es lo triste, decimos, que una porción de jóvenes se entusiasman de esas inepcias y a tal punto se les trastornan el seso y los sentidos, que salen de aquí, se van a Maquetania, y empiezan a delirar y ver visiones y a relatar lo que nunca han visto y hasta mentir descaradamente, porque no otra cosa es atribuir al prójimo caracteres que se sabe no le competen tan sólo por fuerza del consonante.
Entre tanto, esa desagraciada juventud no se para a estudiar la sociedad que le rodea ni a pensar en ello, ni siente el más pequeño impulso de enterarse de los frutos de la investigación sociológica. Le basta con las cómodas y estúpidas doctrinas del antimaquetismo.
Precisamente porque tales doctrinas, monopolizando los entusiasmos de la juventud que cae en ellas, le apartan de fijarse en el verdadero problema, es por lo que las miran con simpatía y las dejan pasar sin protesta los que más debieran oponerse a ellas.
Advertía en cierta ocasión un amigo nuestro a un señor su conocido, de que se daba con sobrada frecuencia a la bebida un muchacho sobrino del tal señor, a lo cual le contestó éste: «Más vale eso que no el que se inficcione de malas doctrinas; necesita alguna válvula de seguridad». Así discurren por dentro los que dejan pasar el que se emborrache gran parte de la juventud bilbaína con el veneno del anti-maquetismo.”
[Reproducción del artículo del mismo título de Miguel de Unamuno en La Lucha de Clases, 9-11-1895]