APARICIONES DEL TÉRMINO MAKETO EN "VERDES VALLES, COLINAS ROJAS" DE RAMIRO PINILLA

VOLUMEN I: LA TIERRA CONVULSA

P. 107: Ya desde aquella madrugada el pueblo los veía amontonados alrededor de hogueras, silenciosos y sin mirar a las gentes que les miraban desde el camino-carretera mormojeando la palabra “maketos”.
P. 108: ... es decir, qué pintaban allí los setenta maketos...
P. 108: En sólo dos días, los “maketos de Ella” –como enseguida empezó a llamárseles-
P. 110: ¿Y esos maketos que se han quedado?
P. 213: “Es maketa”.
P. 213: El padre no podía saber si era maketa o no, así que estaba preguntando.
P. 213: “Es maketa”, dijo él.
P. 213: “Una maketa preñada”, dijo la madre.
P. 213: “No quiero una maketa en Altubena”, dijo el padre.
P. 213: Y mi tío Santiago dijo: “También las maketas pueden guisar como las reinas”.
P. 221: -En la tripa de esa maketa hay algo con la mitad de sangre vasca –digo.
P. 249: -Lo que te dé esa maketa no será tu hijo –dice la madre.
P. 365: Se palpó una especie de fatalismo: de nada le había valido a mi tío Roque librarse de la minera, pues siete años después caía con otra maketa...
P. 386: “Si vuestro padre hiciera lo mismo en sus minas y fábricas, si los demás dueños de industrias amaran a nuestra patria tanto como lo juran de palabra, en Euskadi no habría maketos ni esas ideas infernales y ateas que pretenden cambiarnos, es decir, destruirnos.”
P. 389: ... irrumpe el maketo y elige el bajo llano del caserío de Patxo para emplazamiento de su fábrica.
P. 389: El maketo engaña a Lartaun y se hace con la tierra deseada.
P. 390: No será el maketo el culpable de que Patxo pierda su caserío y sus tierras...
P. 401: ¡Esto no es cosa de maketos, sino también de los vascos!
P. 417: ¡Deja en paz al maketo...
P. 419: ... pues apenas pasaba el día sin verse el bulto del maketo acechando como un halcón.
P. 419: “¡Pero si el maketo sólo está a un tiro de piedra!”, exclamé.
P. 419: ... pues enseguida hubimos de retroceder por otro lado para llegar junto al maketo.
P. 420: El maketo hinchó el pecho, haciendo crujir el correaje...
P. 420: “Bisabuelos, abuelos, padres, yo, todos de Palencia”, dijo el maketo...
P. 420: “Cinco años”, dijo el maketo.
P. 420: “En estos meses estoy descubriendo lo que me resistía a creer que fuera verdad”, dijo el maketo.
P. 420: “No es la primera vez en la historia de los hombres que la familia de ella o la de él o ambas se oponen a...”, dijo el maketo...
P. 420: “¿La Galea?”, dijo el maketo.
P. 420: “No es de buen gusto hablar de violencia entre personas que van a ser parientes”, dijo el odioso maketo.
P. 420: “Ese maketo nunca se casará con nuestra hermana, ¿verdad, Martxel?”, le decía.
P. 420: ¿Recuerdas lo que tiene escrito Sabino Arana sobre los maketos?
P. 421: ¡Así dice Sabino Arana que son los maketos, tan despreciables, tan distintos e inferiores a los vascos!
P. 421: No vimos ni rastro del maketo en los días siguientes...
P. 421: ... casi simultáneamente ocurrieron la reaparición del maketo y la muerte de Sabino Arana...
P. 421: ... a los tres días de descubrir al maketo entre los árboles, perdíamos al Maestro.
P. 421: ... ya no tuve reparo en utilizar la expresión oída al maketo.
P. 421: Como la gran señal de que la Patria estaba en peligro era el regreso del maketo...
P. 423: Me encontré en el balcón del piso superior, la atalaya desde la que vigilábamos al maketo.
P. 424: El maketo tardó cuatro días en saber -¿cómo?- que Fabi no estaba en casa.
P. 424: En febrero, el maketo llamaba a nuestra casa...
P. 424: Finalmente, cerró la puerta, dejando al maketo fuera...
P. 424: “Perdone, señora”, dijo el maketo.
P. 424: “Oh, ya sé que no está aquí”, dijo el maketo.
P. 424: “Perdone, señora”, repitió el maketo...
P. 425: “Perdone, señora”, repitió el maketo...
P. 425: La espalda del maketo no dio muestras de haberla oído.
P. 425: ¿Había estado allí realmente el maketo?
P. 426: “Todo iba bien hasta que habló el maketo”, le dije.
P. 427: No pudo resistir la presencia del maketo en nuestra puerta, ni sus palabras...
P. 427: Todo ocurre porque el maketo pronunció las palabras.”
P. 440: ... aquel golpe de efecto para doblegar la resistencia de Cristina a la boda de su hija con el militar maketo.
P. 441: ... la gestión se encaminaba a la proscripción de una boda entre una vasca y un maketo.
P. 503: -¿Qué había de comprender? ¿Que a Roque la familia no le dejó casarse con una maketa?
P. 616: Me refiero a que sobre los hombros de Román Pérez de Angulema, “el Roto”, el maketo...
P. 617: Me imagino que Cristina hubo de mostrar cierta firmeza –quizá le bastara la naturalidad- para vencer la resistencia del grupo a la presencia del maketo...


VOLUMEN II: LOS CUERPOS DESNUDOS

P. 283: “Concentraos en lo que os voy a decir, hijos, no penséis en otra cosa: si alguien os preguntara..., un madrileño, un andaluz, cualquier maketo de esos que siempre andan metiéndose con nosotros...”
P. 337: ¡Al fuego, al fuego las ideas maketas!
P. 359: Getxo lo había olvidado todo: no sólo el apelativo de “el Roto”, sino el maketo de Pérez y el engolado de Angulema...
P. 502: -Ahora que te veo, sí, tenías alma de maketo –dice José Antonio.
P. 502: ¿Cómo puede reir José Antonio con un maketo?


VOLUMEN III: LAS CENIZAS DEL HIERRO

P. 52: ... él siguió empleando en sus industrias a obreros maketos y produciendo hierro en cantidades ingentes para todo el planeta Tierra y poniendo Euskadi hecha una kaka.
P. 220: -¿Te han mandado esos maketos a que nos hables de anarquismo? –preguntó agriamente Petaca.
P. 235: ... y los rojos no son como los vascos. –Maketos –dijo Joseba.


Total: 63 apariciones del término maketo en todas sus variantes a lo largo de esta extensa y excesiva trilogía. Interesa resaltar que el término maketo aparece en el texto así, tal cual, sin cursiva, ni comillas, como un término más, de uso habitual en castellano (nunca aparece en su forma maqueto).
Las apariciones de maketo, como se ve, son abrumadoramente mayoritarias en el primer volumen, por razones obvias del contenido de los tres volúmenes (en rigor lo de colinas rojas del título de la trilogía sólo debería referirse a ese primer volumen).
Las citas están tomadas de la edición de Verdes valles, colinas rojas de Barcelona, Círculo de Lectores, 2004 (vol. 1) y 2005 (vols. 2 y 3).

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