"EL GARGANTÚA MAQUETO"

"El asunto más importante, si hemos de creer a un diario local, de los tratados en la última sesión celebrada por el Ayuntamiento de nuestra villa, fue el referente a la adquisición de un Gargantúa.
Asunto en el que, según reseña de la prensa de la localidad, hicieron un derroche de elocuencia el concejal in extremis señor Rasines y el concejal republicano de R.O. señor Pinillos.
Este último, no contento con haber resucitado los gigantes durante su anterior legislatura, aprovechando la concejalía que le regaló don Tirifilo, ha propuesto se encargue un Gargantúa, acordándolo así por mayoría el Ayuntamiento.
No sin que se opusieran algunos señores ediles, entre ellos el citado señor Rasines, el cual abogó con tanto calor porque no se hicieran caso a las chirenadas de Pinillos, que éste, quemándosele el papelón, dijo que en Bilbao hay muchos gargantúas.
Y el señor Rasines tan fresco, sin pedir una manga de riego ni siquiera un mal jarro de agua.
Quiere decirse, pues, que tendremos Gargantúa.
Con lo cual ya pueden alegrarse los chiquillos y también algunos grandes, como el señor Pinillos dijo.
Ahora lo que preocupa hondamente al padre de la criatura ¡de tamaño!, de tal suerte y manera que le quita el sueño y el apetito, es el carácter que ha de tener el personaje en cuestión. Qué va a ser, egipcio, turco, ruso o alemán.
Alguien ha dicho que era cosa resuelta el que representara un aldeano del país.
Este servidor de ustedes, respetando siempre las opiniones de los demás, entiende que el Gargantúa ese debe ser la representación genuina, exacta y perfecta del maqueto.
Vístasele con una gorra de pelo, de esas que usan por allá, en tierra de Burgos o de Soria, y una capa de paño raído, grande y llena de remiendos, y póngasele sobre las espaldas un par de alforjas. Así, y sólo así, debe de ser el Gargantúa.
¿Por qué?
Pues sencillamente porque para gargantúas ahí están ellos, los maquetos, dispuestos siempre a tragarse todos los empleos, cargos, oficios y canongías de Vizcaya.
Como una plaga se nos han echado encima y han tragado todo lo que había por tragar.
Desde la merlucita frita hasta el mejor destino del pueblo.
¿No les parece a ustedes que tengo muchísima razón?
Pues bien, si el Gargantúa ese ha de representar algo que sea verdad, de lo cual estemos convencidos todos los vecinos, y ha de simbolizar al propio tiempo algo que tengamos por acá de notable, necesaria e irremisiblemente ha de estar vestido de maqueto.
Hacerlo de aldeano del país es no estar en la realidad.
Nuestros aldeanos no tienen tan buenas tragaderas.
Y aunque las tuvieran no hay de qué, por aquello que decimos antes.
En todo caso, si se quiere que ellos sean los tragados, menos mal.
Eso es, al fin y al cabo, lo que está sucediendo en el país.
Con que así, a no engañar a las gentes.
Hágase cuanto antes el Gargantúa ese, en la forma que proponemos, y se verá qué buen resultado dá.
Sobre todo si se va buscando que sea capaz de tragarse todo lo que se le ponga por delante.”

En Euskalduna, nº 41, 20 de junio de 1897, por Antón de Munitibar

¡VIVA LA MAKETERÍA DE ELGOIBAR!

"Tal es el grito que proferimos al conocer lo acaecido en la linda villa guipuzcoana con motivo del nombramiento de un veterinario municipal. Vacante dicha plaza por renuncia voluntaria del que la desempeñaba, anunció el Ayuntamiento concurso de aspirantes, exigiéndose, entre otras condiciones, la de que el agraciado habría de conocer el idioma vasco, y estableciéndose la cláusula de que en igualdad de circunstancias serían preferidos los de este país.
Así las cosas, fueron presentadas dos instancias en solicitud de la plaza: una del que ejerce igual cargo en Zarauz y otra del veterinario de Deva. El primero, vasco; el segundo, castellano; el primero, que habla el vascuence; el segundo, que no lo sabe; éste con su práctica profesional, el primero con la suya.
Indudable parecía, por tanto, que el nombramiento recayera en nuestro compatriota el veterinario de Zarauz, pues, aparte de que sus méritos y servicios no desmerecen al lado de los que el otro solicitante pueda alegar, reunía la condición, impuesta como indispensable, de saber vascuence. O sea, hablando más claro: entre los dos aspirantes, el vasco llenaba cumplidamente todos los requisitos exigidos, mientras que al castellano faltábanle, por lo menos, uno de ellos, y no por cierto de escasa importancia, por lo cual debió desecharse su pretensión, no admitiéndose la instancia que presentó.
Mas en Elgoibar, a lo que se ve, las gastan muy pesadas, porque es el caso que reunido el Ayuntamiento acordó unánimemente conferir el cargo de veterinario municipal al solicitante castellano, al que estaba fuera de concurso.
Comentarios... ¿y para qué hemos de hacerlos, lectores? Es tan triste todo esto y nos causa tanta vergüenza tener que registrar ciertos hechos, que en ocasiones preferiríamos que todo se lo llevara la trampa antes de consentir que nuestro pueblo se halle a merced de los caprichos y ambiciones de unos cuantos caballeros particulares que buscan su propio medro causando la desgracia de los demás.
Comentarios... ¿y qué habíamos de decir que no hayamos dicho en mil ocasiones? ¿Que éste es un país que se va? No tal; tengamos fe en sus destinos y trabajemos afanosos en la obra de su reconstitución. Esas disposiciones desatinadas, esos acuerdos que nos hieren, sean otros tantos acicates que estimulen nuestras energías, forzándonos a no cejar en nuestro empeño y a desear que luzca muy pronto en Euskeria el sol de la verdadera libertad.
Y ahora dos palabras al señor alcalde de Elgoibar.
En el momento en que el Ayuntamiento de su presidencia adoptó el acuerdo de nombrar veterinario municipal al castellano señor Chacón y Delgado, un caballero que asistió a la sesión ocupando un puesto en el lugar destinado al público, no pudiendo reprimir sus entusiasmos de patriota, dijo lo que sigue: Apruebo, señores, y viva la maketería de Elgoibar.
Esto que nada tenía de particular, atendido el hecho que motivó tan sencillo desahogo, y el modo de celebrar las sesiones del Ayuntamiento en los pueblos de corto vecindario, fue motivo suficiente para que el señor alcalde detuviera por sí a aquel señor y por su mano le encerrara en la prevención de donde le mandó salir al cabo de algún tiempo, poniéndole en libertad previa solicitud de perdón que le fue impuesta.
Y mire el señor alcalde, su determinación fue bien o mal fundada. En el primer caso no debió haber dado la orden de libertad, ni mucho menos hacer al interesado que demandara perdón. ¿Hubo delito, hubo falta? Pues tribunales hay encargados de declararlo o imponer penas a quienes las merecieren. ¿Que no existía materia penable? En ese caso el arresto era improcedente.
Y por lo que hace a lo del perdón, vamos, que es risible el nuevo procedimiento puesto en práctica por el señor alcalde de Elgoibar. Y a fe que no lo echaremos en saco roto.
Con que viva la maketeria de Elgoibar.
Dicho sea con la licencia del señor alcalde."
En Euskalduna, nº 287, 24 de mayo de 1903

SOCIALISMO Y LOCALISMO

"Llego a cumplir mi ofrenda anual para con La Lucha de Clases, ese semanario en que adiestré mi pluma, en que afilé mi arma antes de esgrimirla en otros campos. Y al llegar esta visita de cada año a este mi viejo rincón, tan lleno de recuerdos, no puede ocurrírseme sino hablar en él de algo que se refiera a ese mi rincón natal, a ese mi Bilbao donde este semanario se publica.
Movimiento internacional, movimiento mundial es el Socialismo, pero en cada nación, en cada comarca, en cada pueblo, tiene que tomar un cierto tono y preocuparse de las cuestiones especiales que a aquella nación, a aquella comarca o a aquel pueblo agitan e interesan. Otra cosa no sería sino cernerse en abstracciones vanas, hacer álgebra en vez de hacer aritmética social. En la vida hay que sumar con números y no con letras. Demasiado se ha cernido el Socialismo en problemas abstrusos y demasiado ha sufrido las consecuencias del espíritu sobradamente metafísico del robusto pensador que le dió su fórmula más comprensiva.
Y ahí, en Bilbao, se presenta un problema, y es el del llamado nacionalismo o bizkaitarrismo, que estaría mejor llamar bilbainismo, y frente a él y respecto a él es menester que los socialistas, además de adoptar la franca posición que han adoptado, adopten otra de estudio. Con sólo observar que ese llamado nacionalismo surte sus filas principal y casi exclusivamente con hijos de la clase media, se ve bien no poco de sus tendencias, pero es preciso mirar más de cerca y ver si hay en ellas algo de aprovechable.
El llamado nacionalismo bizkaitarra implica una protesta contra un estado de cosas existentes y, sea cual fuere el remedio que quiere dar al mal de que se queja, es un deber del socialismo vizcaino el de estudiar el fondo de esa protesta. Porque podría muy bien suceder que hubiese no pocos que mientras creen protestar de una cosa, protestasen en realidad de otra muy distinta.
El Socialismo y el bizkaitarrismo han seguido en Bilbao una marcha paralela, aunque oponiéndose, pero es menester no perder de vista que una de las más hondas colaboraciones entre las ideas es la colaboración por oposición.
El llamado nacionalismo vasco no sabe lo que quiere. Es un movimiento sentimental, a las veces pasional, pero no es algo que puede formularse en programa político, y menos en progrmaa social. Todas las formulaciones que de él se han dado hacen reír de puro candorosas y no pueden satisfacer sino a espíritus infantiles, rebostantes de inocencia mental, que se contentan con cuatro vagos lugares comunes y una historia fantástica. Lo de volver al régimen del año tal o cual es una ocurrencia tan soberanamente pueril que resulta extraordinariamente amena. En cambio, lleva ese movimiento pasional consigo cierta poesía, cierto ímpetu, cierto misterio de que, hay que confesarlo, no abunda el Socialismo.
Y, ¿no cabría traducir el Socialismo al espíritu vasco? No quiero decir al vascuence, nada de eso, sino al espíritu vasco. A la mejor y mayor expansión del Socialismo en Vasconia le ha perjudicado el que los más de sus primeros apóstoles y propagandistas ni eran del país ni conocían el espíritu de éste. Y no hay modo de hacer fructificar una doctrina, por universal que sea, sino sólo injertándola en sentimientos locales.
Y basta. El que quiera entender, que entienda."
Miguel de Unamuno, en La Lucha de Clases, nº 597, 24-IV-1906
La cuestión principal, a mi entender, en este artículo, está en dirimir qué quiere decir Unamuno con "espíritu vasco". Porque, como se ve, descarta de ello al vascuence: "nada de eso". Por lo tanto, ¿de qué nos habla aquí el autor?
Y por lo que respecta a la ausencia de gentes del país en el socialismo, es cierto que en la primerísima hora del socialismo vizcaíno, el de los Perezagua y demás, no había vascos, salvo Felipe Carretero, que hablaba euskera, como sabemos por Antonio Rivera en su libro Señas de identidad: izquierda obrera y nación en el País Vasco 1880-1923. Pero en la época en la que escribe Unamuno ya se sabía de los Meabe, Madinabeitia, Amuátegui y demás pioneros nativos del socialismo vasco. Por lo tanto, ¿a qué se refiere Unamuno con el "espíritu vasco" que necesitan los socialistas vascos para entender mejor lo que pasa aquí?

EFECTOS DE LA INVASIÓN

"Entre el cúmulo de terribles desgracias que afligen hoy a nuestra amada Patria, ninguna tan terrible y aflictiva, juzgada en sí misma cada una de ellas, como el roce de sus hijos con los hijos de la nación española.
Ni la extinción de su lengua, ni el olvido de su historia, ni la pérdida de sus propias y santas instituciones e imposición de otras extrañas y liberales, ni la misma esclavitud política que hace más de once lustros padece, la equiparan en gravedad y trascendencia.
(...)
Nada importa, pues, la extinción de nuestra lengua; nada, el olvido de nuestra historia; nada, la pérdida de nuestras propias y santas instituciones y la imposición de las extrañas y liberales; nada, esta misma esclavitud política de nuestra Patria; nada, absolutamente nada, importa todo eso, en sí considerado, al lado del roce de nuestro pueblo con el español, que causa inmediata y necesariamente en nuestra raza ignorancia y extravío de inteligencia, debilidad y corrupción de corazón, apartamiento total, en una palabra, del fin de toda humana sociedad.
(...)
...pero ya hoy, perdida su independencia, y con ella sus leyes y gobierno propios, borradas han quedado las fronteras que la apartaban de la familia española, rota y deshecha la barrera que a una de otra separaba y establecida la íntima comunicación de ambos hogares; y en el solar de la familia euskeriana penetra la española a título de amiga, y de amiga pasa luego a pariente, y con la confianza que la amistad y el parentesco inspiran se hablan sin recelos sus inteligencias, se comunican sus corazones, se compenetran sus espíritus; y el criterio extraviado vence y ahoga al buen sentido moral, la malicia a la bondad, a la verdad el error, la corrupción a la pureza, la vileza a la dignidad, el vicio a la virtud, el mal al bien; y el mal sienta sus reales en nuestras poblaciones y desde ellas extiende sin tropiezos sus conquistas, y transpone los ríos y se extiende por los valles y penetra en los barrancos y trepa las laderas, y ya la familia euskeriana, acosada y estrechada por la impetuosa invasión, va viendo perecer, arrollados en el inmundo torbellino, a todos sus hijos, no quedándole ya libre del general naufragio más que la cumbre de sus más altas montañas, cuna de nuestra raza.
(...)
Y muerto y descompuesto así el carácter moral de nuestro pueblo, ¿qué le importa ya de sus caracteres físicos y políticos? Si hoy con la invasión española coexistieran éstos, y nuestra lengua, en vez de desaparecer rechazada por la extranjera, fuese adquirida y usada por el invasor, y no hubiese euskeriano que no conociera la historia de su Patria, y Euskeria gozase de sus instituciones tradicionales y estuviera cristianamente legislada, y no padeciese infamante yugo sino disfrutase de la independencia política más absoluta, pero el hijo de España fuera cual hoy considerado como hijo de una misma sociedad y hermano, y como hermano y conciudadano fuese recibido en el hogar de Euskeria, ¿qué valor tendría todo aquello al lado del carácter social naturalmente religioso y moral del euskeriano, que a pesar de todo, habría de corromperse, realizada la simultaneidad que suponemos, al contagio del carácter social del español, naturalmente impío e inmoral? ¿De qué le aprovecharía su antigua y bella lengua, ni el recuerdo de su historia, ni sus sabias instituciones, ni su independencia política, ni su católica legislación siquiera, si ya, antes de sentirse los resultados de ésta, el roce íntimo y fraternal de la sociedad española descarriaba las inteligencias de sus hijos, podría [sic] sus corazones y mataba sus almas?
(...)
La sociedad euskeriana, hermanada y confundida con el pueblo español, que malea las inteligencias y los corazones de sus hijos y mata sus almas, está, pues, apartada de su fin, está perdiendo a sus hijos, está pecando contra Dios.
No insultamos al pueblo español, no intentamos ofender a nadie: sólo queremos salvar a nuestra Patria. Somos hijos de una raza desgraciada, somos miembros de una extraviada sociedad, y estamos en el deber de encaminar a su fin a la sociedad en que vivimos y de procurar la felicidad de la raza a que pertenecemos... (...) Y si publicamos la degradación del carácter español, es porque el euskeriano vea en su roce con ese pueblo la causa de su rebajamiento moral, y si afirmamos la independencia de nuestra raza, la afirmamos como necesaria e ineludible para evitar el mortal contagio y salvar a nuestros hermanos, a nuestra familia, a nuestra Patria.
La material inmigración del pueblo español en Euskeria ningún daño moral o muy poco considerable acarrearía, en efecto, si el español no fuera recibido acá como conciudadano y hermano sino como extranjero. Fuese independiente Euskeria y, aparte de que el número de españoles que aquí inmigrasen sería muy contado, los que vinieran vendrían como extranjeros y, como extranjeros, estarían siempre aislados de los naturales en aquella clase de relaciones sociales que más influyen en la transmisión del carácter moral, cuales son el culto, las asociaciones, la enseñanza, las costumbres y la amistad y trato: y entonces esa separación sería tan marcada como la que ordinariamente existe entre los naturales y ciudadanos de un país y los extranjeros, cuando, ya independiente Euskeria, legislase en los primeros tiempos de su libertad y restauración como fuese necesario para borrar de raíz los desastrosos efecdtos sociales de la pasada dominación española y aún aquellas influencias de la misma tan sólo indiferentes.
(...)
No es, no, el liberalismo del gobierno y las leyes actuales de la nación dominadora la causa inmediata y principal de la perversión de nuestro pueblo. No, y mil veces no. Multitud de españoles, repetimos, llegan a nuestra Patria sin haber sentido los efectos de aquel gobierno y aquella legislación, y sin embargo, multitud de euskerianos que tampoco aún los han sentido, pierden sus más bellas cualidades y se pervierten al contacto con los invasores. Los españoles que acá inmigraron pocos años después de la liberalización del estado español, nos trajeron el mismo carácter y las mismas costumbres que los que inmigran ahora. El mal no es, pues, reciente. El liberalismo teórico o doctrinal se aprende, porque es sistema moral y político; pero el práctico está en la misma naturaleza humana, empezó con el pecado original y está expreso en muchos, latente en todos: manifiesto está en el carácter y en las costumbres del español, y al contacto del hijo de España con el euskeriano, se enciende y manifiesta en éste y altera su carácter y sus costumbres.
Yerran, pues, los euskerianos católicos que piensan salvar a Euskeria uniéndola a España. La sociedad euskeriana se pierde en su contacto con la española, y es preciso aislarla hoy en lo posible, para salvar a sus miembros; y para salvar a los venideros, aislarla mañana en absoluto por medio de la independencia política. El carlismo, el integrismo y el moderno regionalismo católico no podrán jamás salvar a Euskeria, porque desde el momento que establecen la íntima unión social del pueblo euskeriano con el español, se oponen a que aquél cumpla su fin, sirvan sus hijos a Dios y salven sus almas.
(...)
Y es oportuno prefijar desde luego cuáles son la Religión y la Moral en cuyos preceptos hubiesen de informarse nuestras instituciones, porque si actualmente no hay más que un partido nacionalista, que es por fortuna íntegramente católico y el único que puede derivarse de nuestra tradición política, no sería imposible, sino muy fácil, dado el actual relajamiento, que el día que la idea de la separación material de España se propagase en nuestro pueblo, surgiera, inspirado por infames logias, algún partido que, con capa de patriotismo, pretendiese liberalizar nuestra constitución y el carácter social de nuestra raza, y fuese por lo tanto no ya nacionalista, pues carecería de derecho su bandera, sino verdaderamente separatista y más enemigo de Euskeria que la misma España.
(...)
Mas no contrarresten e inutilicen nuestro esfuerzo y nuestra acción, ¡por Dios se lo rogamos!, nuestro Clero y las Órdenes Religiosas que en nuestra tierra se hallan establecidas. Medítenlo seriamente y habrán de comprender cómo el roce del pueblo euskeriano con el español corrompe a aquél, y cómo, por tanto, están uno y otras en el ineludible deber de trabajar en todos los órdenes por evitarlo en lo posible. No pretendemos que apoyen la política nacoinalista; que nuestro partido ni aún recibe como afiliados a sacerdotes: únicamente les pedimos respetuosamente no nos combatan; les suplicamos prediquen sólo el Evangelio, no prediquen la sumisión a España; y limitámonos a señalarles el roce con el pueblo español como causa de una gran desgracia moral por todos conocida y a pedirles procuren atajar la perniciosa infección. Se trata de salvar almas: perecen las de nuestros hermanos... ¡Ay de aquel que de obra, de palabra o por omisión coopere a ello!
(...)
Un hijo del estado euskeriano hoy más azotado por la invasión, y natural del más invadido pueblo de él, un oscuro bizkaino, fue quien dio el grito: cierto. Mas no miréis si el que lo dio era seglar o autoridad eclesiástica, ignorante o sabio, pobre o rico, joven o de edad madura.No preguntéis quién ha dado la voz. Es la voz de la razón y la justicia, y esto debe bastaros."
[Reproducción parcial del artículo del mismo título de Sabino Arana Goiri en Baserritarra, 11-7-1897]

INMIGRANTES O INVASORES

"Son tiempos en los que, al parecer, se habla de modo resolutivo y en los que se eleva la voz para que se oiga alto y claro. Tiempos en los que tanto en una parte, como en la otra, se enervan los tonos y se cantan las íntimas verdades que cada uno ha tenido siempre acalladas, silenciadas y hasta amordazadas porque su sonido podría romper estrategias, destrozar tácticas y, sobre todo, avergonzar a las generaciones de antaño y de hogaño. Hoy, ahora, como siempre, es incorrecto políticamente decir la verdad lisa y llana que impide objetivamente a Euskal Herria alcanzar democráticamente su plena soberanía.Durante el pasado Aberri Eguna Xabier Arzalluz, y que sirva de precedente de aquí a la eternidad, dijo su verdad con la que estoy básicamente de acuerdo, aunque vaya por delante que siempre he creído y creo en aquella definición de «pueblo trabajador vasco» que, desde el nacionalismo y desde la izquierda vasca no sólo huía del racismo y de ideas excluyentes sino que, todo lo contrario, buscaba precisamente acoger bajo una patria vasca a todos aquellos que habían elegido esta tierra para vivir.Creo, no obstante, que aquella idea humanista y progresista que es común en la izquierda abertzale no se ha plasmado con el éxito práctico que hubiera podido alcanzar en otra nación y en otro Estado cualquiera. Quienes hemos pasado nuestra existencia pensando en que los habitantes que vivan y trabajen en Euskal Herria son vascos, hemos alimentado una bonita ilusión por la que debemos seguir luchando, pues no por haberlo intentado hemos logrado que todos los ciudadanos se sientan y sean vascos.Hablemos claro. Esta tierra fue una gran oportunidad para que el gran español pudiera invadirla de la manera más sibilina que se conoce en la historia, pues, en definitiva, Euskal Herria fue ocupada por los hombres y las mujeres más inocentes y más pobres de las tierras más inhóspitas de España. Fue «invadida», permítaseme el verbo, por aquellos que se vieron arrojados como hormigas malqueridas de aquel país. Hombres y mujeres que vinieron a Euskal Herria y que también fueron explotados, como el resto de la clase trabajadora vasca, pero que también lograron sobrevivir y recobrar su dignidad con su trabajo y existencia en esta nación. Estaban, como lo están quien en el futuro miren a este pueblo como tierra donde asentarse, en su pleno derecho, pero al mismo tiempo no debemos olvidar que objetivamente la inmigración cumplió con el oscuro objetivo de diluir, hasta casi la destrucción, una nación a la que vinieron en aluvión hablando español y pensando en español, porque Euskal Herria era para ellos un trozo más de España. Y esto se llama avasallamiento.Cuando desde el alma rota de los vascos brotaban las primeras lágrimas por el euskara y por su cultura milenaria mancilladas y troceadas, Antonio de Nebrija hacía ideología cuando escribía la primera gramática llamándonos brutos descristianizados; y cuando reivindicábamos por nuestros fueros reducidos a la mínima expresión, Cánovas del Castillo descubrió aquello de que la «fuerza es el derecho», una máxima que siempre ha valido para los mandamases de Madrid, pero que siempre que lo ha utilizado Euskal Herria ha sido calificado de «terrorismo». Y esta filosofía estaba y está en la inmigración española en Euskal Herria, en aquellos que cuando se les hablaba en euskara ordenaban imperativamente lo de «háblame en cristiano». ¿Acaso los emigrantes españoles les espetaban de igual modo a los ciudadanos alemanes en Hamburgo cuando les hablaban en alemán?Los inmigrantes ayudaron, efectivamente, a levantar la economía vasca... de España y han colaborado al enriquecimiento de los grandes capitalistas vascos... de España. Desde su conciencia ideológica de una e indivisible patria española, mantenida, alimentada y alentada desde siempre por los sindicatos y partidos nacionalistas españoles (PSOE, PCE, UGT, CCOO y otros que ayer fueron Falange y hoy son PP) han contribuido, inconsciente y conscientemente, al intento de la destrucción nacional de Euskal Herria.Son muchos los que a pesar de estar domiciliados en ciudades y pueblos vascos viven en España y, además intentan imponer a sus vecinos euskaldunes su cultura española de vivir, y muchos son los que una vez instalados en la fama y en el reconocimiento profesional pasean españolidad en los mo- mentos de éxito y risas, y sólo se reclaman vascos a la hora de machacar públicamente al nacionalismo vasco desde foros como el de Ermua y desde espíritus como el de Vallecas.No obstante, y a renglón seguido debemos añadir que también son muchos los que dejaron de ser emigrantes españoles para ser vascos, euskaldunes y dar su vida por una Euskal Herria libre, sin olvidar sus raíces, tan honradas y respetables como las de cualquiera. Son muchos los que, llegados desde otras tierras han contribuido a enriquecer nuestra cultura y defender su identidad, que es la suya. Euskal Herria se ha entreverado desde hace miles de años, pero esto no ha sido obstáculo para que sienta su identidad diferenciada. Es más, el milagro vasco está precisamente en su inteligente permeabilidad que le ha facilitado la asimilación de otras lenguas y otras culturas sin tener por ello que perder su propia personalidad.Y es que el meollo de la cuestión no está en si la inmigración fue o no perversa, aunque objetivamente así lo parezca o así lo fuera. La perversidad consistió y consiste en el sostenimiento de la logística ideológica que a todas y cada una de las oleadas de emigrantes españoles les fue aportada, para que no perdieran su esencia nacionalista española en detrimento de las señas de identidad vascas. La perversidad está en que, desde siempre, los sucesivos gobiernos de Madrid, han querido convertir a sus pacíficos e inocentes inmigrantes en invasores, y, con la justificación de defenderlos, por ser rehenes de una ideología imperial española, amenazar permanente y constitucionalmente con las armas a todos aquellos que luchaban por la soberanía de Euskal Herria. La maldad está, como desde el más puro racismo afirma Rosa Díez, en cantar las alabanzas del «mestizaje» (lo que equivale a reconocer varias razas ) para así auparse en el «criollaje», que es lo que siempre la gran España hizo en todas sus tierras conquistadas.El elemento esencial del conflicto en Euskal Herria, desde siempre, no está ni en el racismo ni en la xenofobia; está en que el nacionalismo español nunca ha consentido que aquí, en esta tierra, se integraran como vascos a todos los seres humanos que en ella y de ella viven, pues su mala idea partía y parte de una verdad objetiva, contundente, universal y que también el nacionalismo vasco conoce: si los inmigrantes son integrados lingüística y culturalmente allí donde les lleve su necesidad de supervivencia es porque en el lugar donde esto ocurre, existe una nación soberana. Sólo al nacionalismo español conviene que los inmigrantes lo sigan siendo."
[Reproducción del artículo del mismo título de Jabier Salutregi Mentxaka, en el periódico Gara, 3-4-2000]
RESPUESTAS DE "LA IDENTIDAD MAKETA":
* Los nacionalistas vascos no acaban de interiorizar el sencillo hecho de que el País Vasco y Navarra, cuando los inmigrantes llegaron aquí en grandes oleadas a finales del XIX (auténtica invasión), no eran entidades políticas independientes. El nacionalismo surge a raíz de la llegada de los inmigrantes aquí. Lo que hay antes que se le parezca, los precedentes del nacionalismo son sólo eso, precedentes. Este es el hándicap principal que motiva y lastra en sus razonamientos, a mi juicio, el artículo que abre esta entrada.
* Una nueva identidad para los que llegan.
El inmigrante, a juicio del autor, o se convierte en vasco (es a lo que aspira siendo "inmigrante") o permanece siendo español (es lo que le corresponde como "invasor"). Aquí se entiende por vasco al individuo del País Vasco o Navarra que lucha por la independencia. Y español sería, en buena lógica todo lo contrario.
Pero ocurre que el inmigrante que viene de otras partes de España adquiere, por así decir, una nueva identidad. Una identidad distinta a la que tenía en sus lugares de procedencia. Identidad que viene dada por dos rasgos singulares: primero, el de salir del pueblo, el del desarraigo; segundo, el de contactar con el vasco. Ambos rasgos son desconocidos para los que se quedan en los pueblos expulsores de inmigración y constituyen, a mi juicio, la raíz de la identidad maketa.
* Para el nacionalismo vasco, o se es vasco o se es español.
Pero ocurre que los inmigrantes que llegan aquí no llegan de España en general, llegan de unos pueblos muy concretos de procedencia. No es lo mismo el que viene de Galicia, que el que viene de Extremadura, que el que viene de Andalucía o de La Rioja o de León o de Asturias. Cada uno de ellos trae su bagaje peculiar. Pero todos ellos tienen algo en común entre sí, lo que decíamos antes: el desarraigo y el contacto con el vasco. Como también tienen en común un mismo origen cultural y social con sus pueblos respectivos, con las gentes que quedaron allí. Que todos los inmigrantes tengan un carácter español que les identifica, sí, siempre que a la vez se considere lo que les separa, lo que les diferencia; no, siempre que se quiera uniformizar a todos los inmigrantes en unos mismos caracteres tipológicos o folklóricos de lo español.
Seguiremos.

FE DE ERRATAS, CORRECCIONES Y PEQUEÑAS MODIFICACIONES EN "LA IDENTIDAD MAKETA"

P. 66: "... la sensación de que...", en lugar de "... la sensación que..." (dos veces)

P. 75: "probablemente", en lugar de "probablamente"

P. 87: 1.155.106 habitantes para Vizcaya, en lugar de 1.455.106

P. 92 y 94: en la relación de procedencias y tantos por ciento, sustituir los dos puntos por comas en cada tipo de población establecido.

P. 94: Sestao es también un municipio importante de la margen izquierda, que olvidé involuntariamente en la relación que hago ahí.

P. 97: "Álava invirtió la tendencia en los años 50, para ser un gran receptor en los años 60", en lugar de "Álava invirtió la tendencia en los años 50 para ser un gran receptor, en los años 60.

P. 98: baby boom en lugar de baby-boom.

P. 99: "... inmigrantes del resto de Castilla, así como gallegos, andaluces y extremeños..." en lugar de "... inmigrantes gallegos, andaluces y extremeños..."

P. 108: "sindicalmente" en lugar de "laboralmente"

P. 129: la obra de teatro de Azkue no se titula Bizkaitik bizkaira, sino Vizcay'tik Bizkai'ra, tal como nos la comenta Sabino Arana en su periódico Bizkaitarra, o en todo caso Vizcaytik Bizkaira, como transcribe el título José Luis de la Granja en su Sabino Arana Goiri: De fuera vendrá...

P. 145: "... Juan Gracia (consejero de Asistencia Social, del PSOE) y Alfredo Espinosa (consejero de Sanidad, republicano) ... (al no decir que fueron consejeros del Gobierno Vasco de Aguirre, no se resalta adecuadamente su importancia para el caso que nos ocupa).

P. 210: Donde ponemos gheto, debemos poner gueto. Son ocho las veces que aparece ese término en esta página.

EL ANTIMAQUETISMO

"Cuando hace más de cuatro años, en julio de 1894, dediqué a este mismo asunto dos artículos en Las Noticias, de Bilbao, mi pueblo, no faltó quien dijera que veía visiones concediendo inmerecida importancia a una chifladura sin alcance alguno. Sucesos posteriores revelaron que no exageré la importancia del movimiento denunciado allí, y la elección del señor Arana ha atraído, por fin, sobre él la atención general.
Creo conocer bastante bien el carácter y alcance en la comarca que el Nervión baña del movimiento llamado separatista, cuyo valor es inútil querer deprimir. Extiéndese su espíritu, con mayor o menor intensidad, desde los que se contentan con escribir Bizkaya y otros desahogos tan inofensivos y pueriles, hasta los que leían con fruición aquello de que si un maqueto, estando ahogándose, pidiera socorro a un vizcaíno neto, debía éste contestarle: nik eztakit erdaraz (no sé castellano), barbaridad que se estampó en un papel que circulaba con éxito entre el clero joven de Vizcaya.
El calificativo más adecuado al movimiento no es tanto el de separatismo como el de antimaquetismo. Es ante todo y sobre todo una explosión de enemiga hacia el español no vascongado, el maqueto, establecido en Bilbao y que allí trabaja. Las raíces del movimiento son de carácter económico, radicando en el desarrollo industrial de la región minera. Es un hecho análogo a tantos otros fenómenos sociales semejantes, como la enemiga de los checos contra los alemanes en Bohemia, pongo por caso.
En el mismo Ayuntamiento de la villa de Bilbao han llegado a establecerse diferencias con motivo de cierta escuela de sordomudos entre los vecinos indígenas y los vecinos naturales de otro pueblo, como si éstos no contribuyeran en igual medida que aquéllos a levantar las cargas municipales. Y es un síntoma harto significativo el de que tal monstruosidad pasase sin más protesta que la de los socialistas. El antimaquetismo manso tiene en Bilbao más raíces de lo que se cree.
El nombre maqueto, de origen castellano, procede de la región minera, donde se le aplicaban en un principio, en sentido de advenedizos o intrusos, los naturales de la comarca aquella, y con ellos los obreros del país, a los pobres braceros que acudían de toda España a ganarse un jornal con su trabajo, enriqueciendo a los dueños de minas, vizcaínos en su mayoría. De allí se ha extendido a toda Vizcaya.
El rápido desarrollo que en poco tiempo alcanzó la industria extractiva del Nervión, y la riqueza que a su favor fue acumulándose, atrajo multitud de gentes de toda España, como siempre sucede, tiene que suceder y debe suceder.
Mientras se encontraba fácil empleo productivo para los ahorros del pasado trabajo, y con la extensión de éste crecían el interés del capital, el beneficio del empresario y la renta del propietario, era bien recibido todo el que acudiese a hacer producir a los capitales y se miraba con buenos ojos la inmigración; pero así que se ha llegado al punto crítico de la acumulación capitalística y que los capitales difícilmente hallan empleo lucrativo para sus dueños en aquel mismo mercado, ha tomado gran incremento toda forma de aplicación socialmente improductiva y florece que es una plaga el agio en todas sus formas. Bilbao padece el brutal caciquismo de la industria, ejercido por gentes del país sobre todo, no por maquetos y por gentes sin cultura ni elevación de miras.
Hoy tal vez sea Bilbao la población española en que sobre más capital, ya que no riqueza, y buena prueba es de ello que fue la que más contribuyó proporcionalmente al famoso empréstito patriótico. Y como en todos los pueblos en que se llega a este punto crítico, la demanda de trabajo se restringe y sufre grandes oscilaciones, las crisis se hacen endémicas, encarece la vida y se quedan multitud de jóvenes sin colocación. En Bilbao, donde la vida es cara, gastan inútilmente las aceras del bulevar muchos jóvenes de carrera, sobre todo desde que existe el Colegio de Deusto. Y en tal situación vuélvense los hijos del país contra los de emigración, y los vizcaínos de anteayer contra los de ayer, acusándose de intrusos y perturbadores.
Es que los colaboradores de la producción se han dejado sentir como concurrentes al consumo; es que hay que repartir el trigo entre los segadores, y tocan a poco. Culpan a la llamada invasión de males que lleva consigo el proceso mismo económico. Es la cantinela de siempre, basada en profunda ignorancia del dinamismo social, ignorancia que es la base principal del movimiento antimaquetista, cuyo actual cabecilla, aunque no de talento, carece en absoluto de sentido histórico, a pesar de las historias de que tiene atiborrada la mollera, y se muestra en sus escritos ayuno por completo de cultura científica en cuestiones sociales. Escribe como quien tratara de química con la ciencia de los alquimistas.
Que hay que separar el antimaquetismo de la cuestión foral, lo prueba el hecho de que florezca aquél en Bilbao, cuya historia durante siglos ha sido un continuo pleito contra la base del régimen foral mismo, con cuyo restablecimiento perdería no poco la villa del Nervión. El antimaquetismo toma fuerza allí donde se extiende la transformación social que el proceso económico del industrialismo lleva consigo. Al aldeano del interior de Vizcaya le preocupa más la adquisición de los bienes que fueron del común en un tiempo (pastos y montes comunales, etc.) por particulares, alguno de ellos rabioso antimaquetista.
Muchas cosas ofrece este completísimo asunto, sobre el que he de volver algún día. Me he limitado en estas líneas a exponer el que creo su verdadero carácter íntimo, despojándolo de concomitantes y accesorios que le reúnan.
Nada digo de los remedios al mal, porque antes de recetarlos es preciso diagnosticar bien la enfermedad y estudiar sus causas. Mas, aparte de lo que puede hacerse entrando de lleno en la vía de las reformas sociales (leyes sobre el trabajo, etc.), mucho se conseguiría atendiendo a las aspiraciones regionalistas, indispensable factor de la regeneración de España. El regionalismo es en el fondo, no ya distinto, sino hasta opuesto a todo antimaquetismo.”
[Reproducción del artículo del mismo título de Miguel de Unamuno en El Heraldo de Madrid, 18-9-1899]

LOS ANTIMAQUETOS

"Pasan ya de castaño oscuro los desplantes que se permiten los señores maquetófobos, y hay que ir pensando en el modo de cortarlos de una manera radical y por lo sano.
Desde que el señor Leguina propuso en el Ayuntamiento, y fue aprobado, aquella judiada de que para ingresar en el Colegio de sordomudos, con pensión municipal, era preciso ser hijo y vecino de Bilbao, apenas si ha pasado sesión donde alguno de nuestros más conspicuos percebes de Municipio no haya hecho alguna manifestación antimaqueta; y ahí están los señores Storm, Mogroviejo y Cortés, que no nos dejarán mentir.
¡Y mire usted que llamarse Storm, Mogroviejo y Cortés, y echarlas de vizcainía pura y sin mancha, es un colmo! ¡No decimos nada si esos tales llegan a llamarse Aurrecoechea, Iruretagoyena u otra cosa por el estilo! ¡De fijo que entonces piden la decapitación de todos los que han nacido más allá del Ebro!
Razón tiene un amigo nuestro y vizcaíno por más señas, cuando dice que la gente de aquí, llámese como se llame, republicano o carlista, tienen las ideas políticas como barniz que cubre su interior lleno de majaderías bizkaitarrescas y que apenas se las raspa un poco, aun las que parecen más ilustradas, dejan ver al descubierto lo que son en sustancia: bizkaitarras por los cuatro costados.
Y un día piden y obtienen que el ingreso en el asilo de San Mamés se conceda a los maquetos a los cien años, o poco menos, de residencia en la villa, y otro que una vacante de arquitecto se provea en individuo nacido precisamente en Vizcaya y siempre que los destinos, por ínfimos que sean, que no se otorguen más que a los vascongados.
Nosotros, que no somos maquetos ni antimaquetos, que la Tierra nos parece pequeña para patria, que nuestros enemigos son los que lo son del pueblo, sean vizcaínos o andaluces, castellanos o turcos, y nuestros amigos y hermanos los desheredados de todas partes que padecen bajo el poder tiránico y explotador de la burguesía, no podemos ver sin repugnancia ese espíritu de pequeñez y de miserias que informa a los llamados regionalistas y todas las armas nos parecen buenas para combatirlos, desde la chacota y el ridículo hasta el argumento serio y contundente.
Pero parece que esto no basta; la marea bizkaitarra sube y amenaza ahogar lo poco que hay de sano en este sentido en la clase burguesa. Se hace necesario que los electores, en las próximas de concejales, se fijen en la filiación de los candidatos, en sus tendencias, aunque lo mejor es que el pueblo conceda su representación a los socialistas, que son los únicos libres de preocupaciones ridículas y los que se mueven sólo a impulsos de elevados principios de moralidad y justicia.
Continuaremos sobre este tema.”
[Reproducción del artículo del mismo título de Miguel de Unamuno en La Lucha de Clases, 29-8-1896]

EFECTOS DEL ANTI-MAQUETISMO

“Es una verdadera pena los estragos que ha hecho en una buena parte de la juventud bilbaina esa estúpida campaña anti-maquetista, que no es aquí más que el reflejo de un movimiento análogo que enfrente del socialismo internacional y cosmopolita se está verificando en mucha parte de Europa. Por anti-maquetismo se han destrozado obreros italianos y franceses, cegados por predicaciones interesadas de la burguesía; por anti-maquetismo malgastan sus entusiasmos no pocos alemanes, por anti-maquetismo retardan la hora de su emancipación no pocos eslavos.
Es la táctica del capitalismo burgués, hacer creer al trabajador que su enemigo es el trabajador de otros países, como se empeñan en hacer creer al pobre labriego que los males producidos por la renta y la apropiación del suelo son males debidos al librecambio. En todas partes sucede que los directores y guiones de esos movimientos proteccionistas, nacionalistas, regionalistas o anti-maquetistas (diferentes fases de un mismo sentimiento repulsivo y bárbaro), son o dueños de tierras o servidores de ellos o explotadores de la renta nacional.
Lo peor acaso del anti-maquetismo aquí es que absorbe las energías anímicas de no pocos jóvenes y desgasta sus entusiasmos y que, a la vez, halagando la natural pereza intelectual y manteniéndoles en el error y la ignorancia, les impide el que se pongan a estudiar el carácter y naturaleza del malestar que aquí, como en otras partes, se siente, y procuren rebuscar sus causas.
Si es enorme la cantidad de errores históricos que se han vertido y se vierten en esa campaña, repitiendo una vez más, sin crítica alguna, el aluvión de patrañas que acerca de la historia de este país corren por librotes no por indigestos menos superficiales, es mucho mayor la ignorancia profunda que se muestra de las leyes sociológicas del desenvolvimiento de los pueblos y del proceso económico moderno.
Lo que más claro se ve en el fondo de esas declaraciones en contra de la invasión es la más crasa ignorancia acerca de los caracteres y las causas de la invasión misma. Y es natural, un cualquiera, aficionado a esto o lo otro, conocedor más o menos profundo de tal o cual cosa, se mete sin ton ni son, sin noción alguna de las leyes que rigen la vida de los pueblos, a hablar de lo que cree ver en derredor, como si la vista no necesitara educarse y sobre todo la vista intelectual. Coge cuatro cosas descosidas, se fija en tal o cual hecho que le ha molestado personalmente, se acuerda de que un forastero le quitó la novia o un empleo, o de cualquier otro fenómeno social tan importante como éste, y ya le tenemos metiéndose a hablar de lo que no entiende y descubriendo el origen de nuestros males. Mejor harían esos tales ponerse a tocar el violón o a averiguar cuál es el mejor acompañamiento de la limonada.
Y lo triste es que una porción de jóvenes, muchos más que lo que creen esos graves sujetos que afirman que no tiene importancia aquí el anti-maquetismo, y es lo triste, decimos, que una porción de jóvenes se entusiasman de esas inepcias y a tal punto se les trastornan el seso y los sentidos, que salen de aquí, se van a Maquetania, y empiezan a delirar y ver visiones y a relatar lo que nunca han visto y hasta mentir descaradamente, porque no otra cosa es atribuir al prójimo caracteres que se sabe no le competen tan sólo por fuerza del consonante.
Entre tanto, esa desagraciada juventud no se para a estudiar la sociedad que le rodea ni a pensar en ello, ni siente el más pequeño impulso de enterarse de los frutos de la investigación sociológica. Le basta con las cómodas y estúpidas doctrinas del antimaquetismo.
Precisamente porque tales doctrinas, monopolizando los entusiasmos de la juventud que cae en ellas, le apartan de fijarse en el verdadero problema, es por lo que las miran con simpatía y las dejan pasar sin protesta los que más debieran oponerse a ellas.
Advertía en cierta ocasión un amigo nuestro a un señor su conocido, de que se daba con sobrada frecuencia a la bebida un muchacho sobrino del tal señor, a lo cual le contestó éste: «Más vale eso que no el que se inficcione de malas doctrinas; necesita alguna válvula de seguridad». Así discurren por dentro los que dejan pasar el que se emborrache gran parte de la juventud bilbaína con el veneno del anti-maquetismo.”
[Reproducción del artículo del mismo título de Miguel de Unamuno en La Lucha de Clases, 9-11-1895]

BIZKAITARRISMO

“En la sesión que celebró el viernes de la pasada semana nuestro incomprable concejo, y al tratarse de la manera como ha de proveerse una plaza de ayudante de obras públicas, el profundo estadista y trascendental político señor Mogrovejo, de pura raza vasca por sus sesenta y cuatro costados, propuso se exija como condición para poder concursar a dicha plaza la de ser vizcaíno. Puesta a votación propuesta tan estupenda, hubo empate y se dejó para otra sesión el resolverla.
Ha sido el segundo cañonazo. El primero fue aquel de que para poder ingresar en la escuela de sordomudos hay que ser hijo del país.
La peste del bizkaitarrismo está difundida aquí por toda la burguesía indígena, y se difunde más y más cada día a favor de la general ignorancia de nuestra historia y del profundo desconocimiento de toda doctrina sociológica.
Lo que ha propuesto el señor Mogrovejo y han votado la mitad de los asistentes a la sesión citada es la barbaridad más barbaridad que puede brotar de cabeza humana. Tiéndese aquí hace tiempo a establecer diferencias entre los vecinos naturales de la villa y los vecinos no naturales, como si éstos no contribuyeran lo mismo que aquéllos a levantar las cargas públicas. Y aún hay más, y es que los principales motores de todo este movimiento son propietarios indígenas, y sabido es que aquí son los que relativamente contribuyen menos al levantamiento de las cargas públicas. Puede afirmarse, sin temor a ser desmentido, que en Bilbao es la clase obrera la proporcionalmente más recargada de impuestos, y puede también afirmarse que es en la clase obrera donde más abundan los maquetos, luego son los maquetos los que más contribuyen a los gastos públicos.
Para pagar todos somos lo mismo, mejor dicho, los de fuera resultan por arte de birlibirloque más paganos, pero para aprovecharse enseguida vienen las distinciones.
Por supuesto, que es trabajo perdido el que se emplee en querer convencer a esas cabezas de granito, al servicio de espíritus de corcho, de que lo conveniente para todos es buscar para las funciones y empleos públicos los más aptos, sean de donde fueren. En un país tan atacado de las mil y una formas de la lepra del proteccionismo, todo trabajo racional es estéril.
La doctrina del señor Mogrovejo es salvaje en sentido estricto, es decir, propio de los pueblos en estado de salvajismo, sea inicial, sea por retroceso. Y aquí la desproporción entre la civilización externa y la cultura interna, el que corra un tranvía eléctrico ante los ojos de un cerebro estancado en ideas muertas, ha traído un íntimo salvajismo por atavismo. No hay derechos más que para los miembros de la misma tribu.
Hubo concejal que sostuvo que el concurso debía ser libre por tratarse de arte y de artistas. ¿Con que por tratarse de arte y artistas? ¿Y lo demás no? Sería conveniente que ese ingeniosísimo concejal nos dijera qué es lo que entiente por arte y artistas, y por qué ha de estar abierto todo trabajo al que resulte más apto, sea de donde fuere, más que en el caso de ser artista. Al excluir de derechos protectores al arte, ¿es que cree ese señor concejal que no siendo producto de aquí conviene abrir la mano hasta que se aclimate?
¡Cuánta majadería, santo Dios, cuánta majadería!
Y es lo peor que esto va poniéndose insoportable bajo el influjo de esa oligarquía de propietarios y de los restos de los antiguos jaunchus e hidalgüelos que vislumbran la más terrible de las expiaciones: la de tener que trabajar para comer.
Y propalan mentiras, falsean los hechos, desfiguran la historia y hasta se atreven a echar la culpa al forastero de sus propios vicios y de sus propias imbecilidades.
¿Sabrá Mogrovejo qué es lo que ha propuesto? Lo dudamos mucho. De seguro que ni tiene idea del alcance de su proposición, como no la tienen los topos que la han apoyado. ¿Qué verdad encierra aquella simbólica sentencia de que «Dios ciega a los que quiere perder»!
Cuando de un pueblo se borra el sentimiento de la justicia, sus riquezas sólo le son de perdición.”
[Reproducción del artículo del mismo título de Miguel de Unamuno en La Lucha de Clases, 4-7-1896]

EXTRANJERIZACIÓN

"Dados los frecuentes y poderosos medios de perversión de nuestras costumbres, los alicientes inmorales que incesantemente conspiran a destruir nuestro carácter y la natural flaqueza o debilidad humana, nada aparece más lógico que el actual estado de decadencia por que atraviesa el pueblo vasco sometido cada día a la influencia corruptora de una inmigración de gentes incultas, brutales y afeminadas.
Surge por doquiera un extraño, y allí mismo se levanta un apóstol de la civilización musulmana del pueblo de pan y toros, estableciendo al momento cátedra de irreligión en medio de la piedad más acendrada, predicando socialismo entre las masas de honrados y sencillos labradores e introduciendo en el pueblo, en la familia y en la conciencia misma de los individuos la semilla de la revolución social y anticristiana, cuyos últimos destellos brillan con resplandores infames cual antorchas de la barbarie, y de la esclavitud, y de la deshonra.
Es, por lo tanto, evidente de toda evidencia que la salvación de la sociedad vasca, su regeneración actual y su esperanza en lo porvenir, se cifran en el aislamiento más absoluto, en la abstracción de todo elemento extraño, en la exclusión racional y práctica de todo cuanto no lleve impreso con caracteres fijos e indelebles el sello de su procedencia netamente vasca, desechando inexorablemente todo lo exótico, todo lo inmoral, todo lo dañino.Porque es indudable que, allí donde haya roce de elementos contrarios, hay un desgaste más o menos sensible, y la experiencia nos patentiza que del contacto del pueblo vasco con el extraño se produce infaliblemente la ruina moral y material de aquél, y la entronización de éste con todas sus consecuencias."
[Reproducción del artículo de Sabino Arana Goiri, del mismo título, tomado de El Correo Vasco, 10-8-1899]

APARICIONES DEL TÉRMINO MAKETO EN "VERDES VALLES, COLINAS ROJAS" DE RAMIRO PINILLA

VOLUMEN I: LA TIERRA CONVULSA

P. 107: Ya desde aquella madrugada el pueblo los veía amontonados alrededor de hogueras, silenciosos y sin mirar a las gentes que les miraban desde el camino-carretera mormojeando la palabra “maketos”.
P. 108: ... es decir, qué pintaban allí los setenta maketos...
P. 108: En sólo dos días, los “maketos de Ella” –como enseguida empezó a llamárseles-
P. 110: ¿Y esos maketos que se han quedado?
P. 213: “Es maketa”.
P. 213: El padre no podía saber si era maketa o no, así que estaba preguntando.
P. 213: “Es maketa”, dijo él.
P. 213: “Una maketa preñada”, dijo la madre.
P. 213: “No quiero una maketa en Altubena”, dijo el padre.
P. 213: Y mi tío Santiago dijo: “También las maketas pueden guisar como las reinas”.
P. 221: -En la tripa de esa maketa hay algo con la mitad de sangre vasca –digo.
P. 249: -Lo que te dé esa maketa no será tu hijo –dice la madre.
P. 365: Se palpó una especie de fatalismo: de nada le había valido a mi tío Roque librarse de la minera, pues siete años después caía con otra maketa...
P. 386: “Si vuestro padre hiciera lo mismo en sus minas y fábricas, si los demás dueños de industrias amaran a nuestra patria tanto como lo juran de palabra, en Euskadi no habría maketos ni esas ideas infernales y ateas que pretenden cambiarnos, es decir, destruirnos.”
P. 389: ... irrumpe el maketo y elige el bajo llano del caserío de Patxo para emplazamiento de su fábrica.
P. 389: El maketo engaña a Lartaun y se hace con la tierra deseada.
P. 390: No será el maketo el culpable de que Patxo pierda su caserío y sus tierras...
P. 401: ¡Esto no es cosa de maketos, sino también de los vascos!
P. 417: ¡Deja en paz al maketo...
P. 419: ... pues apenas pasaba el día sin verse el bulto del maketo acechando como un halcón.
P. 419: “¡Pero si el maketo sólo está a un tiro de piedra!”, exclamé.
P. 419: ... pues enseguida hubimos de retroceder por otro lado para llegar junto al maketo.
P. 420: El maketo hinchó el pecho, haciendo crujir el correaje...
P. 420: “Bisabuelos, abuelos, padres, yo, todos de Palencia”, dijo el maketo...
P. 420: “Cinco años”, dijo el maketo.
P. 420: “En estos meses estoy descubriendo lo que me resistía a creer que fuera verdad”, dijo el maketo.
P. 420: “No es la primera vez en la historia de los hombres que la familia de ella o la de él o ambas se oponen a...”, dijo el maketo...
P. 420: “¿La Galea?”, dijo el maketo.
P. 420: “No es de buen gusto hablar de violencia entre personas que van a ser parientes”, dijo el odioso maketo.
P. 420: “Ese maketo nunca se casará con nuestra hermana, ¿verdad, Martxel?”, le decía.
P. 420: ¿Recuerdas lo que tiene escrito Sabino Arana sobre los maketos?
P. 421: ¡Así dice Sabino Arana que son los maketos, tan despreciables, tan distintos e inferiores a los vascos!
P. 421: No vimos ni rastro del maketo en los días siguientes...
P. 421: ... casi simultáneamente ocurrieron la reaparición del maketo y la muerte de Sabino Arana...
P. 421: ... a los tres días de descubrir al maketo entre los árboles, perdíamos al Maestro.
P. 421: ... ya no tuve reparo en utilizar la expresión oída al maketo.
P. 421: Como la gran señal de que la Patria estaba en peligro era el regreso del maketo...
P. 423: Me encontré en el balcón del piso superior, la atalaya desde la que vigilábamos al maketo.
P. 424: El maketo tardó cuatro días en saber -¿cómo?- que Fabi no estaba en casa.
P. 424: En febrero, el maketo llamaba a nuestra casa...
P. 424: Finalmente, cerró la puerta, dejando al maketo fuera...
P. 424: “Perdone, señora”, dijo el maketo.
P. 424: “Oh, ya sé que no está aquí”, dijo el maketo.
P. 424: “Perdone, señora”, repitió el maketo...
P. 425: “Perdone, señora”, repitió el maketo...
P. 425: La espalda del maketo no dio muestras de haberla oído.
P. 425: ¿Había estado allí realmente el maketo?
P. 426: “Todo iba bien hasta que habló el maketo”, le dije.
P. 427: No pudo resistir la presencia del maketo en nuestra puerta, ni sus palabras...
P. 427: Todo ocurre porque el maketo pronunció las palabras.”
P. 440: ... aquel golpe de efecto para doblegar la resistencia de Cristina a la boda de su hija con el militar maketo.
P. 441: ... la gestión se encaminaba a la proscripción de una boda entre una vasca y un maketo.
P. 503: -¿Qué había de comprender? ¿Que a Roque la familia no le dejó casarse con una maketa?
P. 616: Me refiero a que sobre los hombros de Román Pérez de Angulema, “el Roto”, el maketo...
P. 617: Me imagino que Cristina hubo de mostrar cierta firmeza –quizá le bastara la naturalidad- para vencer la resistencia del grupo a la presencia del maketo...


VOLUMEN II: LOS CUERPOS DESNUDOS

P. 283: “Concentraos en lo que os voy a decir, hijos, no penséis en otra cosa: si alguien os preguntara..., un madrileño, un andaluz, cualquier maketo de esos que siempre andan metiéndose con nosotros...”
P. 337: ¡Al fuego, al fuego las ideas maketas!
P. 359: Getxo lo había olvidado todo: no sólo el apelativo de “el Roto”, sino el maketo de Pérez y el engolado de Angulema...
P. 502: -Ahora que te veo, sí, tenías alma de maketo –dice José Antonio.
P. 502: ¿Cómo puede reir José Antonio con un maketo?


VOLUMEN III: LAS CENIZAS DEL HIERRO

P. 52: ... él siguió empleando en sus industrias a obreros maketos y produciendo hierro en cantidades ingentes para todo el planeta Tierra y poniendo Euskadi hecha una kaka.
P. 220: -¿Te han mandado esos maketos a que nos hables de anarquismo? –preguntó agriamente Petaca.
P. 235: ... y los rojos no son como los vascos. –Maketos –dijo Joseba.


Total: 63 apariciones del término maketo en todas sus variantes a lo largo de esta extensa y excesiva trilogía. Interesa resaltar que el término maketo aparece en el texto así, tal cual, sin cursiva, ni comillas, como un término más, de uso habitual en castellano (nunca aparece en su forma maqueto).
Las apariciones de maketo, como se ve, son abrumadoramente mayoritarias en el primer volumen, por razones obvias del contenido de los tres volúmenes (en rigor lo de colinas rojas del título de la trilogía sólo debería referirse a ese primer volumen).
Las citas están tomadas de la edición de Verdes valles, colinas rojas de Barcelona, Círculo de Lectores, 2004 (vol. 1) y 2005 (vols. 2 y 3).

LOS CHINOS EN EUSKERIA

"La plaga mayor que pudo caer sobre los norteamericanos fue la despoblación de la China para extenderse por los estados yanquis. La plaga suprema que ha caído sobre nosotros ha sido la inmigración de familias y aun tribus enteras procedentes de luengas tierras. Chinos como los auténticos de coleta y tan dañosos aquí como sus congéneres lo fueron en Norteamérica, forman por regla general en lo que aquí se llama socialismo y constituyendo verdaderos cuerpos de ejército, caen sobre las minas, las fábricas, sobre las obras todas que se presentan al paso, ocupándolas.
Porque, como el chino de Oriente, el chino bermejo come y se alimenta como diz que come y se alimenta el camaleón y trabaja o hace que trabaja por jornales imposibles, risibles para aquellos que antes de trabajar comen porque después de comer trabajan.
La pasa de chinos bermejos, obreros de lo que salte, se hace cada vez más espesa: bajan con su presencia los jornales a tanto que quien ganó cinco en un tiempo debe hoy darse por feliz con tres y trabajando lo mismo, y la emigración del hambre, no de la ambición, sigue aumentando, aumentando como si nuestro pueblo estuviera destinado por Dios a ser cuna de desgraciados únicamente.
El baserritar que baja a la ciudad, a la cantera, a la mina, a la obra, baja acosado por la necesidad y busca el trabajo para vivir. Y topa con la plaga de los chinos y como éstos se alimentan sólo nominalmente porque su trabajo es nominal y nominal por tanto en desgaste, aquél habrá de conformarse con el jornal ridículo por que trabaja éste y como él habrá de comer, ya que no trabajar, nominalmente.
Y entre padecer hambre y sed y hasta persecución por parte de los chinos, el baserritar se embarca y marcha a perderse entre las multitudes del otro mundo, sin familia ya y abandonando a su patria.
De ahí que, como a los norteamericanos, la plaga mayor que pudo caer sobre nosotros fue la despoblación de innúmeras comarcas y su dispersión entre nosotros. Y como el mal es uno con el apuntado en Norteamérica, uno debe ser el remedio con el yanqui. Remedio que es en verdad práctico y nada costoso."
[Reproducción del artículo de Sabino Arana Goiri, del mismo título, tomado de El Correo Vasco, 10-9-1899]
Este artículo, incluido en las Obras Completas de Arana Goiri y profusamente citado, no es artículo original de Sabino Arana Goiri, como nos demuestra Javier Corcuera y otros en su Historia del Nacionalismo Vasco en sus Documentos, Bilbao, Eguzki, 1991, 4 vols.

¡CARIDAD!

"Desde el primer día que empezó a sentirse el temporal o más bien la serie de temporales que han conmovido nuestra atmósfera y agitado nuestro mar, el Ayuntamiento de Bilbao, disponiendo de las cantidades recaudadas en otras épocas entre el vecindario para benéficos fines, procedió a la distribución diaria de raciones a las clases jornaleras, mientras se encontrasen sin trabajo.
El número de raciones despachadas ascendió en los primeros días a cuatro mil; fluctuando entre dos mil quinientas y tres mil en los siguientes días.
Pues bien: ni aun el cinco por ciento de los que iban a solicitar ración diariamente, eran naturales de nuestro país. No había más que verlos; que en el tipo repugnante se le distingue al primer golpe de vista al individuo de raza maketa.
Esto quiere decir, notará alguno, que hay en Bizkaia pocos pobres euskerianos y muchos maketos. Cierto es que la mayor parte de los mendigos vagabundos, de los pobres que socorren las Conferencias de San Vicente y de los asilados por la caridad bizkaina, son españoles; pero no es ésta la exacta explicación de aquel fenómeno. Lo que aquello quiere decir es que a los pobres españoles, faltos de dignidad por la naturaleza de su raza, no les salen los colores al rostro cuando se ven precisados a pedir limosna; que hay entre ellos muchos que son, por esto, mendigos de profesión; y que no pocos de los que componían aquellas legiones socorridas en los días del temporal, irían a demandar ración teniendo en casa alguna cosa con que pasar el día. Lo que quiere decir es que los pobres euskerianos prefieren pasar hambres terribles y aun a veces sobrellevar la muerte antes de decidirse a pedir; que tienen dignidad bastante para no dedicarse a la mendicidad por oficio; que, pues ellos por lo regular no han de llamar a la puerta para pedir socorros, es preciso buscarles por medio de las Conferencias para conocer su indigencia, y aun así y todo ocultan en gran parte sus necesidades, contestando que habrá otras familias más menesterosas. Lo que aquello, por último, quiere decir es que aquí se le prefiere al de fuera y son postergados nuestros hermanos en todos los órdenes y géneros de beneficencia y caridad.
...
Les tenéis miedo a los maketos (que es el colmo del tenerlo) y por eso les dais de comer. ¡Ah! Si nuestros sencillos marineros, en vez de sufrir con noble paciencia su pobreza, convinieran un día hartos ya de ser considerados como perros por vosotros sus hermanos, en atravesar los montes y caer hambrientos sobre este vuestro Bilbao..., es probable los socorriérais entonces, no con la misma caridad, sino con el mismo o mayor miedo con que hoy lo hacéis con los maketos. ¡Pero son sufridos y honrados... y no importa se mueran de hambre!
Con esa invasión maketa, gran parte de la cual ha venido a nuestro suelo por vuestro apoyo, para explotar vuestras minas y serviros en los talleres y en el comercio, estáis pervirtiendo la sociedad bizkaina, pues cometa es ése que no arrastra consigo más que inmundicia y no presagia más que calamidades: la impiedad, todo género de inmoralidad, la blasfemia, el crimen, el librepensamiento, la incredulidad, el socialismo, el anarquismo... todo ello es obra suya. Pero esto no les basta a los capitalistas bizkainos: están corrompiendo el alma del bizkaino, y les es preciso también abandonar su cuerpo a la miseria y al hambre, para sustentar al extraño.
Si no puede ser otra cosa mientras los montes de Bizkaya tengan hierro en su seno, ¡plegue a Dios se hundan en el abismo y desaparezcan sin dejar huella todas sus minas!
Fuese pobre Bizkaya y no tuviera más que campos y ganados, y seríamos entonces patriotas y felices."
[Reproducción del artículo de Sabino Arana Goiri, del mismo título, tomado de su periódico Bizkaitarra, 20-1-1895]

NUESTRA VOZ

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"Establecida estaba en Bizkaya una constitución y unas leyes nacidas en sus mismas costumbres, sancionadas libremente por ella misma y que son la admiración de historiadores y jurisconsultos; y vosotros habéis preferido aceptar una constitución y unas leyes creadas por el extranjero, por el mismo que aborrece a vuestra Patria. Libre e independientemente de poder extraño, vivía Bizkaya, gobernándose y legislándose a sí misma, como nación aparte, como estado constituido; y vosotros, cansados de ser libres, habéis acatado la dominación extraña, os habéis sometido al extranjero poder, tenéis a vuestra Patria como región de país extranjero y habéis renegado de vuestra nacionalidad para aceptar la extranjera. Vuestros usos y costumbres eran dignos de la nobleza, virtud y virilidad de vuestro pueblo: y vosotros, degenerados y corrompidos por la influencia española, o los habéis adulterado por completo, o los habéis reemplazado por los usos y costumbres de un pueblo a la vez afeminado y embrutecido. Vuestra raza, singular por sus bellas cualidades, pero más singular aún por no tener ningún punto de contacto o fraternidad ni con la raza española, ni con la francesa, que son sus vecinas, ni con raza alguna del mundo, era la que constituía a vuestra Patria Bizkaya; y vosotros, sin pizca de dignidad y sin respeto a vuestros padres, habéis mezclado vuestra sangre con la española o maketa, os habéis hermanado y confundido con la raza más vil y despreciable de Europa, y estáis procurando que esta raza envilecida sustituya a la vuestra en el territorio de vuestra Patria. Poseíais una lengua más antigua que cualquiera de las conocidas, más rica que vuestros montes, más vigorosa y altiva que vuestras costas, más bella que vuestros campos, y era la lengua de vuestros padres, la lengua de vuestra raza, la lengua de vuestra nacionaidad; y hoy vosotros, la despreciáis sin vergüenza y aceptáis en su lugar el idioma de unas gentes groseras y degradadas, el idioma del mismo opresor de vuestra Patria. Era antes vuestro carácter noble y altivo a la vez que sencillo, franco y generoso; y hoy vais haciéndoos tan viles y pusilánimes, tan miserables, falsos y ruines como vuestros mismos dominadores.
¡Bizkainos: Bizkaya perece... y vosotros la estáis matando!"
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[Reproducción del artículo de Sabino Arana Goiri, del mismo título, tomado de su periódico Bizkaitarra, 30-9-1894]

EL ESPAÑOLISMO EN BIZKAYA

"El niño que en 1371 había heredado de su madre el Señorío de Bizkaya, heredaba de su padre ocho años después el Reino de Castilla, viniendo a ser Juan III de Bizkaya y I de Castilla, y resultando así una misma persona revestida de los diversos títulos de Señor de Bizkaya y rey de España. Este hecho casual, repetido constantemente desde aquella fecha de 1379, por razón del carácter hereditario de ambos títulos, ocasionó un tan continuo roce de la nación bizkaina con la española, que produjo lo que nosotros llamamos españolismo.
Como consecuencia natural de ese roce, en efecto, nuestros padres comenzaron por pensar y sentir como los españoles, alegrábanse con los españoles cuando España alcanzaba alguna gloria, apenábanse con ellos cuando España padecía alguna desgracia, y llegaron de esta suerte a juzgar que Bizkaya era, sí, una región privilegiada y de historia y legislación separadas de las de Castilla, pero región, al cabo, de la nación española.
Desarrollándose paulatinamente este españolismo en el espíritu bizkaino, llega ya en el siglo XVIII a presentarse perfectamente marcado y definido, y a dominar y borrar por completo la idea de nacionalidad a principios del presente, que hoy afortunadamente se acerca ya a su fin.”
[Reproducción del artículo de Sabino Arana Goiri, del mismo título, tomado de su periódico Bizkaitarra, 30-9-1894]

¿QUÉ SOMOS? (V)

"Por el tipo, el carácter y las costumbres, ¿es español el bizkaino?
La fisonomía del bizkaino es inteligente y noble; la del español inexpresiva y adusta.
El bizkaino es de andar apuesto y varonil; el español, o no sabe andar (ejemplo, los quintos) o si es apuesto, es tipo femenil (ejemplo, el torero).
El bizkaino es nervudo y ágil; el español es flojo y torpe.
El bizkaino es inteligente y hábil para toda clase de trabajos; el español es corto de inteligencia y carece de maña para los trabajos más sencillos. Preguntádselo a cualquier contratista de obras, y sabréis que un bizkaino hace en igual tiempo tanto como tres maketos juntos.
El bizkaino es laborioso (ved labradas sus montañas hasta la cumbre); el español, perezoso y vago (contemplad sus inmensas llanuras desprovistas en absoluto de vegetación).
El bizkaino es emprendedor (leed la historia y miradlo hoy ocupando elevados y considerados puestos en todas partes... menos en su Patria); el español nada emprende, a nada se atreve, para nada vale (examinad el estado de sus colonias).El bizkaino no vale para servir, ha nacido para ser señor (etxejaun); el español no ha nacido más que para ser vasallo y siervo (pulsad la empleomanía dentro de España, y si vais fuera de ella le veréis ejerciendo los oficios más humildes).
El bizkaino degenera en carácter si roza con el extraño; el español necesita de cuando en cuando una invasión extranjera que le civilice.
El bizkaino es caritativo aun para sus enemigos (que lo digan los lisiados españoles que atestan las romerías del interior y mendigan de caserío en caserío); el español es avaro aun para sus hermanos (testigo Santander cuando pidió auxilio a las ciudades españolas en la consabida catástrofe).
El bizkaino es digno, a veces con exceso, y si cae en la indigencia, capaz de dejarse morir de hambre antes de pedir limosna (preguntádselo a las Conferencias de San Vicente de Paul); el español es bajo hasta el colmo, y aunque se encuentre sano, prefiere vivir a cuenta del prójimo antes que trabajar (contad, si podéis, los millares de mendigos de profesión que hay en España y sumadlos con los que anualmente nos envía a Euskeria).
Interrogad al bizkaino qué es lo que quiere, y os dirá trabajo el día laborable e iglesia y tamboril el día festivo; haced lo mismo con los españoles y os contestarán pan y toros un día y otro también, cubierto por el manto azul de su puro cielo y calentado al ardiente sol de Marruecos y España.
Ved un baile bizkaino presidido por las autoridades eclesiástica y civil, y sentiréis regocijarse el ánimo al son del txistu, la alboka o la dulzaina y al ver unidos en admirable consorcio el más sencillo candor y la más loca alegría; presenciad un baile español, y si no os causa náuseas el liviano, asqueroso y cínico abrazo de los dos sexos queda acreditada la robustez de vuestro estómago, pero decidnos luego si os ha divertido el espectáculo o más bien os ha producido hastío y tristeza.
En romerías de bizkaínos, rara vez ocurren riñas, y si acaso se inicia alguna reyerta, oiréis sonar una media docena de puñetazos, y todo concluido; asistid a una romería española, y si no veis brillar la traidora navaja y enrojecerse el suelo, seguros podéis estar de que aquel día el sol ha salido por el oeste.
El aseo del bizkaino es proverbial (recordad que, cuando en la última guerra andaban hasta por Nabarra, ninguna semana les faltaba la muda interior completa que sus madres o hermanas les llevaban recorriendo a pie la distancia); el español apenas se lava una vez en su vida y se muda una vez al año.
La familia bizkaina atiende más a la alimentación que al vestido, que aunque limpio siempre es modesto; id a España y veréis familias cuyas hijas no comen en casa más que cebolla, pimientos y tomate crudo, pero que en la calle visten sombrero, si bien su ropa interior es peor menealla.
El bizkaino que vive en las montañas, que es el verdadero bizkaino, es, por natural carácter, religioso (asistid a una misa en aldea apartada, y quedaréis edificados); el español que habita lejos de las poblaciones, que es el verdadero español, o no sabe una palabra de religión, o es fanático, o es impío (ejemplos de los primero en cualquier región española; de lo segundo entre los bandidos andaluces, que usan escapulario, y de lo tercero aquí en Bizkaya, en Sestao, donde todos los españoles, que no son pocos, son librepensadores).
Oídle hablar a un bizkaino, y escucharéis la más eufónica, moral y culta de las lenguas; oídle a un español, y si sólo le oís rebuznar, podéis estar satisfechos, pues el asno no profiere voces indecentes ni blasfemias.
El bizkaino es amante de su familia y su hogar (cuanto a lo primero, sabido es que el adulterio es muy raro en familias no inficionadas de la influencia maketa, esto es, en las familias genuinamente bizkainas; y cuando a lo segundo, si el bizkaino por su carácter emprendedor, se ausenta de su hogar, no le pasa día en que no suspire por volver a él); entre los españoles, el adulterio es frecuente así en las calses elevadas como en las humildes, y la afección al hogar es en estas últimas nula, porque no la tienen.
Por último, según la estadística, el noventa y cinco por ciento de los crímenes que se perpetran en Bizkaya se deben a mano española, y de cuatro de los cinco restantes son autores, bizkainos españolizados.
Decid, pues, ahora si el bizkaino es español por su tipo, carácter y costumbres.
Nota:- Lo que queda dicho del bizkaino, lo hemos entresacado de distintos autores extranjeros (españoles algunos de ellos); lo que decimos del español es de cosecha nuestra."
[Reproducción del artículo de Sabino Arana Goiri, del mismo título, tomado de su periódico Bizkaitarra, 30-6-1895]

EL ESPAÑOL EN BIZKAYA

"Hace unos días ocurrió el suceso siguiente:
Dirigíase por la carretera de Artxanda a Bilbao, a media tarde, un anciano de la clase jornalera y bizkaino que acostumbra subir todos los días a beber del agua de un manantial que brota en aquel monte vecino, cuando de improviso le salió al encuentro un maketo intimándole le entregara cuanto en dinero u objetos de valor llevase consigo.
Resistióse el anciano bizkaino diciendo que él no podía darle lo que le costaba mucho trabajo ganar. Entonces el salteador maketo se abalanzó al pobre viejo con ánimo de derribarlo al suelo. El bizkaino, aunque viejo y enfermo, se defendió valientemente en la lucha por largo rato. Pero al cabo, el maketo, comprendiendo que a puños no le podía vencer al viejo, sacó una navaja española y, entonces éste, al verse indefenso contra aquella arma, decayó de ánimo; aprovechándose de ello el español, le asestó al viejo unas cuantas cuchilladas, consiguiendo derribarle, y allí en el suelo le acribilló el rostro con la traidora arma. Robóle el reloj y los pocos reales que llevara, y se marchó victorioso, dejándole al pobre viejo tendido y ensangrentado.

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Dos o tres días después del anterior suceso, jugaban a los bolos en un chacolí de Abando bizkainos y maketos. Alguna discusión debió de ocurrir sobre la colocación de un chirlo, cuando uno de los maketos, abriendo una navaja española llamada de lengua de vaca, se lanzó de buenas a primeras contra uno de los bizkainos abriéndole el vientre con brecha tan enorme, que los intestinos saltaron al exterior y el agredido perdió la vida.
El maketo, consumada la hazaña, se dio a la fuga."

[Reproducción del artículo de Sabino Arana Goiri, del mismo título, tomado de su periódico Bizkaitarra, 16-6-1895]

MORAL ESPAÑOLA

"También en Europa hay antropófagos.
Verdad que España está unida a Europa sólo por una ocurrencia de la naturaleza.
Hace poco participaban los periódicos de Madrid que en la misma villa había sido sorprendida in fraganti una familia o sociedad de antropófagos. En el momento en que la autoridad los detenía, estaban saboreando una lengua humana albardada: era el último trozo que les quedaba del que había sido su dueño."

[Reproducción del artículo de Sabino Arana Goiri, del mismo título, tomado de su periódico Bizkaitarra, 31-3-1895]

LA PUREZA DE RAZA

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"¿Qué es, pues, lo que respecto de la pureza de raza se contiene en el programa nacionalista?
Puede reducirse a los puntos siguientes:
1º Los extranjeros podrían establecerse en Bizkaya bajo la tutela de sus respectivos cónsules; pero no podrían naturalizarse en la misma. Respecto de los españoles, las Juntas Generales acordarían si habrían de ser expulsados, no autorizándoles en los primeros años de independencia la entrada en territorio bizkaino, a fin de borrar más fácilmente toda huella que en el carácter, en las costumbres y en el idioma hubiera dejado su dominación.
2º La ciudadanía bizkaina pertenecería por derecho natural y tradicional a las familias originarias de Bizkaya, y en general a las de raza euskeriana, por efecto de la conferederación; y, por concesión del poder (Juntas Generales) constituido por aquéllas y éstas, y con las restricciones jurídicas y territoriales que señalaran, a las familias mestizas o euskeriano-extranjeras.
He ahí la doctrina nacionalista que a muchos bizkainos extranjerizados en las ideas o en la sangre, o emparentados con familias de raza extraña, los aterra como espantoso fantasma; porque no comprenden que es una simple y fiel copia de una de las bases políticas contenidas en el Fuero y en la historia de Bizkaya, o porque no quieren acomodarse ellos a las instituciones patrias, sino que éstas se adapten y amolden a su capricho. Y es el caso que una Bizkaya cimentada sobre otras bases fundamentales que las determinadas en su Fuero e historia, simbolizadas por el Roble de Gernika y proclamadas por el partido nacionalista, no sería una Bizkaya bizkaina, sino una Bizkaya maketa.
Pues ¿qué? ¿Es acaso la tierra que pisamos lo que constituye la Patria? ¿Qué más nos da tener una Bizkaya libre aquí entre estas montañas, como tenerla en otra parte? Solamente nos importaría esto lo que a aquel que, al trasladarse de domicilio, se ve precisado a dejar la casa en que naciera y se criara; y tan poco nos importaría a nosotros aquello como a éste le importara su traslado, con tal que lo hiciese acompañado de su familia.
Por el contrario: si se diera una Bizkaya, libre sí, pero constituida por la raza española, ¿sería en verdad Bizkaya? Sólo en los mapas; y de éstos en los políticos, que no en los etnográficos o de razas; y sería Bizkaya en aquéllos solamente como estado independiente, no como estado constituido y legislado bizkainamente, pues la raza maketa no podría vivir con las leyes tradicionales de nuestra raza. De manera que no quedaría más que el nombre de Bizkaya, por causa de quedar el territorio que en otras épocas ocupaba la nación bizkaina. Verdad es que en ese caso valiera más le hundiera un terremoto a este último, para que así desapareciese también el nombre."
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[Reproducción del artículo de Sabino Arana Goiri, del mismo título, tomado de su periódico Bizkaitarra, 31-3-1895]

LA MANIFESTACIÓN BURGUÉS-SOCIALISTA

"Es muy curioso, si no por lo que tiene de triste, lo que hoy ocurre en Bizkaya. El bizkaino, el verdadero bizkaino, se encuentra arrinconado en su casa, sometido, esclavizado, esquilmado; y entre tanto, media docena de bizkainos que no tienen más patria que el dinero y la gloria, unidos en repugnante consorcio con burgueses y proletarios maketos, son los que chillan, vociferan y arman algaradas, pretendiendo hacer consistir los intereses de Bizkaya en sus propios y exóticos intereses particulares.
Una de estas algaradas se celebró hace aún pocos días en los Campos Elíseos.
España para los españoles, era su lema. A eso nada diremos: lo mismo nos da que España sea de los españoles, como que se la lleven los ingleses. Pero si los bizkainos les imitamos en eso a los españoles, y decimos Bizkaya para los bizkainos, es seguro que el noventa por ciento de los que tomaron parte en aquella payasada, tendrían que largarse con la música a otra parte y celebrar semejantes reuniones en Santander, Burgos o Logroño.
Payasada hemos dicho, y en efecto: allí verían ustedes al gran burgués Don Pablo Alzola codeándose con el jefe del socialismo, Pérez Agua. Contraste chirene, a primera vista; pero la cosa más natural del mundo, sin embargo, si se tiene en cuenta que el maketófilo Alzola iguala y tal vez supera en maketismo al mismo maketo Pérez.Un detalle que retrata de cuerpo entero a la manifestación: ocurriósele a Molina, Presidente de esa ligadura de los bizkainos que se llama Liga Vizcaina, y, como tal, dignísimo maketo, dar el gripo de ¡viva el obrero bizkaino!, refiriéndose a todo el que trabaja en Bizkaya; pero los obreros maketos que lo oyeron (y lo eran casi todos) interpretando como debe interpretarse la palabra bizkaino, le contestaron con una silba monumental y barullera protesta al burgués paisano suyo que tal plancha había hecho."
[Reproducción del artículo de Sabino Arana Goiri, del mismo título, tomado de su periódico Bizkaitarra, 2-2-1895]

SUCESOS

"No hace mucho que en una de las minas de hierro del oeste surgió un conflicto entre maketos huelguistas y euskerianos trabajadores.
Nuestros paisanos eran de 10 a 20; los maketos, de 80 a 100.
Estos últimos, vagos por naturaleza y pretendiendo se les subiera el jornal, querían obligarles a los nuestros a dejar el trabajo y declararse como ellos en huelga.
Estas divergencias dieron al fin por resultado un choque, en el que los nuestros, armados de estacas, hicieron correr como alma que lleva el diablo a los maketos, que estaban armados de navajas y pistolas.
Así irán comprendiendo los maketos cómo deben desistir de imponerse a los hijos del país, bajar la cabeza y aguantarse, o bien volverse derechitos a su tierra, de donde vinieron sin que nadie los llamara.
De fuera vendrá quien de casa nos echará, dice un refrán extranjero, y vergüenza sería, bizkainos, que esto se realizara en nuestra casa."
[Reproducción del artículo de Sabino Arana Goiri, del mismo título, tomado de su periódico Bizkaitarra, 21-7-1894]